Opinión

Dos años y nada que celebrar

viernes, 3 de julio de 2020 · 10:30

Twitter: @Hector_Esca

Las expectativas eran muy altas, tan altas como las elevó el hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador en su campaña, quien se atrevió a decir que la inseguridad terminaría de un día al otro, que la corrupción desaparecería por decreto o que todos los jóvenes tendrían espacio en las universidades. 

En las campañas se hacen muchas promesas que no se cumplen, sin embargo, en la de AMLO  para la presidencia hace dos años se rebasó cualquier límite, tristemente  mucha gente de manera honesta le creyó. Hoy, lejos de llegar a las promesas incumplidas, nos encontramos en un país dividido y polarizado, con más problemas que soluciones y peor de cómo lo encontró la actual administración. 

La inseguridad se encuentra en su peor momento, se han roto marcas mensuales sobre el número de ejecutados y la realidad es que el Estado está rebasado. La estrategia de “abrazos y no balazos” y de “hablar con las mamás de los delincuentes” no funcionó, lo más triste es que no fue una mala broma. Ya es casi imposible echar culpas al pasado, mas cuando todo lo enfocas a la estrategia de hace dos sexenios, no tiene sentido.

En materia económica vamos al precipicio, recientemente el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, en entrevista con El País, habla del estilo personal que tiene para gobernar el mandatario que lo califica de “muy autoritario” y su poco interés de escuchar a los economistas. También señala que este estilo es similar al del pasado. “Yo diría que hay que remontarse a la época de Luis Echeverría, cuando llegó un momento en que la presidencia decidía en materia económica, pero algo así está sucediendo ahora”. 

El texto es sumamente revelador, porque con ejemplos claros nos demuestra realmente de qué está hecho el jefe del Ejecutivo, sus necedades y el limitado equipo que lo rodea. Finalmente, el ex titular de Hacienda suelta una frase devastadora y que no solo aplica en para el tema económico.

“Creo que es un poco por ignorancia, con todo respeto para el presidente él no tiene por qué saber mucho de economía, la verdad”.

 

Justo es por ello, que el presidente debe comprender la razón de los economistas y asesores, pero no va a cambiar.  

Parece que el mandatario, además, en el marco de su segundo año lo quiere celebrar con una inexplicable visita a Donald Trump, ese mismo personaje quien ha insultado de manera permanente a los mexicanos y quien no se cansa de decir que seremos nosotros quienes pagaremos su muro. A ese personaje tan repudiado, es a quien le dedicará su primera visita en el extranjero el presidente López Obrador. Lejos quedaron los mensajes de defensa de los mexicanos en campaña, el poder cambia, sin duda. 

Los insultos y la polarización son el alimento de cada día

El mandatario abona a la confrontación, los adjetivos que denigran salen de sus propios mensajes y la unificación del país quedó de lado, él solo le habla a quienes considera suyos. Los pobres son sus pobres si lo apoyan, sino son neoliberales y conservadores. Cualquier persona es bienvenida en su grupo, siempre y cuando lo apoye en todo y no cuestione, hoy el mandatario, quien habla de la defensa de la democracia de manera constante tiene más tintes de dictador que de demócrata.

En ese contexto llegamos a su segundo año de gobierno, con algunas encuestas en niveles negativos de su aprobación, en medio de una pandemia que no supo llevar y con expresiones lamentables. Así, a dos años y a pesar de la alegría del mandatario no tenemos nada que celebrar.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

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