Estimado Internet…

Twitter: @ErickValdepenas

Estimado internet:

Hace muchos años que nos conocemos, recuerdo nuestro primer acercamiento en 2001, a través de una computadora Compaq presario que mi padre me había regalado el día de mi cumpleaños. Fui un niño muy afortunado, ya que gran parte de mis compañeros no tenían acceso a una.

Para poder acceder, conectaba la línea telefónica de casa mientras dejaba a todos incomunicados para llamadas. En esa época, el celular era un lujo. Solíamos pasar horas juntos, me permitías acercarme más a mis pocos amigos que tenían Messenger; al mismo tiempo, me dotabas de música con Napster, aunque se descargaran virus que alentaban nuestra comunicación.

Así pasamos nuestros primeros días de amistad, recuerdo que me hiciste olvidar por completo “Encarta”, esa enciclopedia que me daba la información completa para mis clases en la escuela. En 2001 le abriste camino a uno de tus grandes amigos: Wikipedia.

Eran buenos tiempos, has cambiado, quizás para mejor, pero quizás para peor.

Conforme pasaban los años, todos los niños anhleban una computadora, era el regalo de moda. Para 2003, cuando yo cursaba la secundaria, empezaste a conocer nuevos amigos: las redes sociales.

Los conocí y me parecieron fantásticos; me permitían crear un perfil con mi identidad y podía conocer más profundamente a mis amigos y amigas a través de los suyos. Una simple notificación de MySpace me permitía ver que mis amigos ya tenían nueva canción con su banda de rock. Ahí todo parecía normal y los cambios que el internet y las redes sociales hacían no se podían percibir. También la juventud y el ímpetu de socializar nos cegaba en ese momento.

Los tiempos fueron cambiando y tu madurabas mas rápido que yo, aún recuerdo esa página en la World Wide Web, donde servías de herramienta para conocer y publicar chismes de forma anónima: LaJaula.net le llamaban. Esta amiga tuya reunía a todas las escuelas por grupos y los estudiantes contaban los chismes más picantes, la mayoría de las veces terminaban en problemas ¡qué tiempos!

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Lo que una vez fue digital se volvió muy real y potencialmente dañino

Pasaron los años y aparecieron nuevos amigos para todo: Hi5, Facebook, YouTube y Twitter. La primera vez que escuche la palabra Hi5, fue por una amiga que dividía su vida entre México y los Estados Unidos, la típica “WhiteMexican”. Recuerdo que en una plática por SMS me dijo que estaba instalando Hi5, curiosamente al escuchar esa palabra, yo lo asociaba con alguna bocina o algo de sonido. La duda, al no saber qué era, me llevó a preguntar en uno de tus navegadores. A la semana siguiente ya contaba con una cuenta.

Nuestra contraparte no dijo que “teníamos control sobre lo que publicamos y permitíamos que el mundo viera”, y era cierto, el problema fue que olvidaron advertirnos sobre el llamado “impacto positivo”. En serio que hemos pasado buenos momentos y todo iba a la perfección, me encantaba jugar con las primeras aplicaciones que tu amigo Facebook presentaba.

Sin embargo, los malos tiempos comenzaron a superar los buenos.

Con cada me gusta, solicitud de amistad, retuit y comentario, vino una sensación instantánea dirigida hacia nuestra autoestima, que nos hacía medir nuestro nivel de popularidad por la cantidad de Me Gusta que recibíamos en nuestra última publicación con nuestra foto.

El éxito de interacción era una inyección instantánea de autoestima, era fantástico. Por mucho tiempo mi autoestima y confianza se volvieron dependientes de la aceptación que tenía con mis amigos a través de los tuyos, las redes sociales.

Pero la verdad es que tus amigos han tomado mucha fuerza y el rumbo ha cambiado, se dedicaron a crear amigos ficticios llamados bots y personas que tienen como única función atacar con cualquier tema que esta en la vida pública, trolls les llaman.

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Todo era positivo entre nosotros, pero desafortunadamente, tus amigos han abusado de la privacidad de todos tus usuarios, personas físicas se están aprovechando de eso y se han convertido en magnates. No te lo reprocho porque los dos crecimos de la mano y no esperábamos esta situación. Hoy no tenemos privacidad y sin darnos cuenta, aceptamos permitir a terceros el acceso a toda nuestra vida privada.

Quizás saliste de tu fase de autoexpresión, pero al hacerlo te convertiste en un lugar enojado y temeroso. Creaste monstruos capitalistas.

Mis datos hoy recorren el mundo a una velocidad impresionante, realmente no sé dónde esta mi privacidad, quizás se encuentre en India o en algún disco duro en Rusia. No importa, yo lo acepté cuando no leí los avisos de privacidad. Y aunque los leyera, realmente de nada sirve si quiero entrar al mundo digital del año 2020, o los aceptos o quedo fuera del juego, de la vida, del mundo; es obligatorio aceptar los términos y condiciones.

Pocos lugares han logrado regular tu rápido crecimiento, y mi país está en la lista de los que no hemos hecho nada por hacerlo. Pero creo que estamos en el mejor momento para legislar tu comportamiento y no se trata de regular la libertad de expresión, no me malinterpretes, solo que me gustaría verte de nuevo en forma positiva, como solía ser.

Si fueras un amigo en la vida real, seguramente te habría dejado a ti y a tus amigos hace mucho tiempo, pero las características de nuestra relación, nos hace estar hoy más juntos y cerca que nunca.

Para ser sinceros, sé que nunca podré dejarte, mi trabajo depende de ti y es la razón principal por la que me gustaría verte cambiar en forma positiva. Necesitamos mantener un ambiente que fomente la discusión abierta, real y humana. No necesitamos, odio, exclusión, ni ataques de aquellos que creen tener las opiniones “correctas” pero que están cargadas de malas intenciones.

Los amigos no se abandonan, seguiremos caminando juntos por eso, cuenta conmigo para ayudarte en tu próxima legislación.

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