La comunidad tijuanense está de luto tras confirmarse la muerte de “Chicles”, el perro maratonista que conquistó los corazones de corredores y ciudadanos por igual. Su historia, marcada por la superación, la lealtad y el amor al deporte, terminó de manera trágica luego de que su dueño confirmara que falleció a causa de un presunto envenenamiento. La noticia ha generado indignación y tristeza, especialmente entre quienes lo vieron crecer como un ícono del atletismo local y un símbolo de unión para Tijuana.
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Reportan la muerte de perro maratonista de Tijuana
El 30 de septiembre, Héctor “El Flecha” Hernández, dueño y compañero de carreras de “Chicles”, confirmó a través de una transmisión en vivo que el perro maratonista había muerto pese a los intentos de los veterinarios por salvarlo.
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Según relató, todo apunta a que su inseparable amigo fue víctima de envenenamiento, lo que provocó una dolorosa despedida para quienes lo acompañaron en sus años de gloria deportiva. En Tijuana, corredores y vecinos acudieron al mural en su honor, ubicado en el bulevar Benítez, para colocar velas y rendirle tributo como a un verdadero campeón.
¿Quién era “Chicles”?
“Chicles” fue rescatado en 2018 por Héctor Hernández, quien lo encontró en situación de calle y lo convirtió en su fiel compañero de entrenamiento. Con el tiempo, el lomito pasó de ser una mascota rescatada a un fenómeno del atletismo, sorprendiendo a todos al participar oficialmente en carreras.
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En su debut logró un tercer lugar, pero su mayor hazaña fue registrar un tiempo oficial de 13 minutos con 38 segundos en una competencia de 5 kilómetros, convirtiéndose en el primer perro en alcanzar tal reconocimiento.
Aunque en 2023 sufrió una fractura de fémur y cadera que lo obligó a retirarse, nunca dejó de estar presente en la escena deportiva de Tijuana, ganándose el cariño y respeto de la comunidad.
La muerte de “Chicles”, el perro maratonista de Tijuana, no solo significa la pérdida de una mascota, sino la de un verdadero símbolo de resiliencia y amor por el deporte. Hoy, tras su presunto envenenamiento, su legado sigue vivo en los recuerdos de quienes lo vieron correr, en el mural que lo inmortaliza y en la huella imborrable que dejó.