Opinión

Popularidad militar y política

domingo, 23 de agosto de 2020 · 19:42

Twitter: @AleJuarezA

Esta es la segunda parte de un escrito publicado en Gluc hace un mes, La popularidad militar, y en el que sigo explicando porqué nuestras Fuerzas Armadas cuentan con un gran respaldo entre la población civil y la forma en que la clase política ha aprovechado esta situación.

Durante los años ochenta, el cambio en la política antidrogas de Estados Unidos puso en aprietos a México. Nuestro país, muy golpeado en su economía por las pésimas administraciones de Echeverría y López Portillo, necesitaba los apoyos financieros vinculados a intereses estadounidenses. Para conseguir recursos, el gobierno de Miguel de la Madrid cedió en temas de seguridad incorporando de forma más abierta al narcotráfico a la agenda nacional. Al mismo tiempo, y continuando la línea discursiva inaugurada por Echeverría, a las Fuerzas Armadas se les siguió vinculando en actos públicos a los conceptos de paz y seguridad pública.

Mientras esto pasaba sucedió el terremoto de 1985, que significó un gran reto para el país y sus fuerzas militares. Aunque se aplicaron los planes de apoyo a la población civil, éstos no funcionaron como se esperaba, por lo que la SEDENA y la SEMAR decidieron hacer drásticas mejoras a los planes DNIII-E y Marina, respectivamente. Como los desastres naturales seguirían sucediendo, la mejora de los planes de apoyo resultó en un incrementó al respaldo de la población civil hacia sus Fuerzas Armadas.

Llegada la administración de Carlos Salinas, se continuó con la misma dinámica presidencial de asociar a las Fuerzas Armadas con paz y seguridad pública, pero se agregó que el propio Presidente empezó a tener expresiones negativas de las fuerzas policiales civiles y que fue el primero en referirse al tema de narcotráfico como «guerra» en sus informes de gobierno. Junto a esto, aún había presiones económicas que favorecieron la firma del Tratado de Libre Comercio (TLC).

Al final del sexenio salinista ocurrió el levantamiento armado del EZLN. Durante el conflicto hubo acusaciones por violaciones a los derechos humanos, y ya que este era un tema delicado frente a los Estados Unidos y el arranque del TLC, el entrante gobierno de Ernesto Zedillo decidió disminuir radicalmente la difusión de las Fuerzas Armadas. En contraparte, y siguiendo la ruta trazada desde la gestión de De la Madrid, a las instituciones militares se les asignaron más tareas de seguridad pública y combate al narcotráfico. Esta pausa sexenal en la difusión militar se rompería con la llegada de Vicente Fox a la Presidencia.

Fox fue un terremoto político en México. Hubo expectación respecto a la reacción de las Fuerzas Armadas ya que él era el primer Comandante Supremo de un partido distinto al PRI, pero contrario a lo que muchos esperaban, la actitud castrense fue institucional, lo cual reforzó más la positiva imagen militar. Algo importante es que en su Plan Nacional de Desarrollo, Fox fijó que la opinión de la población civil respecto a las Fuerzas Armadas sería un factor en la medición de sus resultados. Esto fue decisivo para que las instituciones militares iniciaran un mejoramiento de su imagen pública, y que además, era fundamental para mantener la estabilidad del país, ya que muchos gobiernos estatales, sobre todo priistas, dejaron de colaborar con el gobierno federal en temas de seguridad, por lo que a Fox tuvo que recurrir a las Fuerzas Armadas. En mi tercera entrega trataré de los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

#DiálogoCivilMilitar

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