Opinión

Tres ejemplos de funcionarios culturales

"Un funcionario cultural que no tiene empatía con todos y cada uno de los involucrados no tendrá otro resultado que la derrota".
jueves, 25 de junio de 2020 · 16:05

Twitter: @AlfiePingtajo

Cada sexenio federal, estatal o cada trienio municipal. Los gobernantes y la población están pendientes de los personajes que formarán parte del gabinete. Todos los nombramientos están bajo la lupa. Todos, menos uno: Cultura. Pocos son los que analizan y comentan acerca del perfil adecuado para llegar a una secretaría o instituto de cultura. A diferencia de otros cargos, pienso; trabajar por y para la Cultura exige otras cosas más allá de un grado académico. Analicemos varios casos:

Rafael Tovar y de Teresa

Obtuvo en 1979 la licenciatura en derecho por la UAM y posteriormente continuó sus estudios en la Universidad de la Sorbona y en la Escuela de Ciencias Políticas en París; sin embargo, esos grados no le otorgaron la experiencia definitiva para convertirse en el prohombre cultural de México, si no su largo camino recorrido: inició como crítico musical del suplemento cultural del periódico mexicano Novedades, de 1972 a 1973.

Fue jefe de Relaciones Culturales de la Secretaría de Hacienda, de 1974 a 1976,4 y posteriormente asesor del director general del Instituto Nacional de Bellas Artes, de 1976 a 1978. Para posteriormente: segundo presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA), posición que ocupó en tres ocasiones distintas hasta que este organismo se convirtió en la Secretaría de Cultura. Su carrera es basta, un libro apenas haría justicia para hablar de su legado. Fue un hombre fundador de Instituciones. Su nombre está al nivel de José Vasconcelos o Jaime Torres Bodet.

María Cristina Cepeda

A pesar de no tener grado académico (según Búho Legal). Ha tenido una amplia carrera en el ámbito cultural:

De 1977 a 1982: Subdirectora de Difusión y Relaciones Públicas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). En 1982: Directora de los Centros Mexicanos del Libro en el Extranjero, en el Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE). De 1983-1985: Directora de la Unidad de Divulgación Cultural de la Subsecretaría de Cultura, de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

De: 1988-1990: Directora general del Festival Internacional Cervantino (FIC) De 1991-1994: Secretaria ejecutiva del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA). De 1994-2000: Secretaria técnica del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). De: 2000-2012: Coordinadora ejecutiva del Fideicomiso para el Uso y Aprovechamiento del Auditorio Nacional.

De 2012- 2016: Directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), para después convertirse en la primera Secretaria de Cultura de México. Su labor al frente de Cultura, aunque breve, logró apuntalar a recién creada Secretaría de Cultura. No le dé tiempo para mucho.

Alejandra Frausto Guerrero

Sin grado académico (según Búho Legal), ha trabajado como Directora de Difusión Cultural de la Universidad del Claustro de Sor Juana (en dos momentos: 1998-2001 y 2004-2006), Coordinadora del Circuito de Festivales en la Secretaría de Cultura del Gobierno del D.F. (2006-2009), Directora del Instituto Guerrerense de la Cultura (2011-2013) con un polémico desempeño; Directora General de Culturas Populares de la Secretaría de Cultura Federal (2013-2017) y nombrada, al comenzar el sexenio, como la titular de la Secretaría de Cultural Federal, cargo que hasta el momento ha gozado de más escándalos que aciertos y con demasiados desencuentros con la comunidad cultural.

Es temprano, dirán algunos, para juzgar; pero su administración se ha caracterizado por una nula defensa del aparato cultural. La comunidad cultural no se siente escuchada ni respaldada por su persona.

Lo dije en mi columna pasada:

un buen funcionario cultural debe entender que su mayor sostén reside en la comunidad artístico-cultural.

El éxito o un posible buen desempeño en el ámbito cultural, no depende del grado académico que tenga o no; si no de la experiencia laboral, el contacto constante que éste tenga con la comunidad artístico-cultural y la pasión que tenga por la cultura en todas y cada una de sus expresiones y/o disciplinas.

Y sí, también el éxito de un funcionario cultural depende del contacto que tenga no sólo con su ciudad o estado residente si no con el resto del país.

Un funcionario cultural que llega a imponer visiones y no a construir está condenado al fracaso.

Un funcionario cultural que no es capaz de reaccionar según el momento, la circunstancia y no tiene empatía con todos y cada uno de los involucrados; no tendrá otro resultado que la derrota.

A los Presidentes de la República, Gobernadores y Presidentes Municipales les corresponde analizar qué persona cumple con el perfil necesario. Están obligados a conocer su trayectoria, su relación con el medio y el desempeño ejercido en otros trabajos.

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