Opinión

La vida, la muerte y la nueva normalidad

domingo, 17 de mayo de 2020 · 16:13

Twitter: @IngridScarlett

Cuanta fragilidad a nuestra condición humana nos ha mostrado el virus SARS-CoV-2, cuya enfermedad es el Covid-19, nos ha venido a cambiar el mundo, nuestras costumbres y la manera de ver la vida.

Nos pensábamos tan diferentes, tan distantes por nuestras posiciones geográficas, lenguajes, sistemas económicos, la religión y costumbres de cada pueblo, algunos miraban a los otros de arriba abajo, otros de abajo a arriba por las divisiones de clase, esa división que nos hacía creer que somos “diferentes”.

Cuan errados estábamos los seres humanos, al final un virus nos vino a recordar que vivimos en el mismo planeta, que compartimos el mismo ADN, y que los sentimientos de amor y dolor son los mismos aquí y en China.

La vida es un regalo maravilloso que hay que aprovechar al máximo, de nosotros depende hacer nuestra estancia aquí en este mundo físico y material algo satisfactorio y con propósito.

¡Seamos felices! Busquemos la felicidad porque la vida puede ser tan efímera como eterna, eso depende de nosotros decidir amar la vida.

Tanto dolor que miles de familias están viviendo por la pérdida irreparable de un ser querido, esta vez no quiero dar las cifras que nos anuncian día con día, porque esas personas que perecieron no son un número, eran perdonas con una vida, con familias y sueños.

Que el tiempo traiga resignación y consuelo ante tan terrible situación, porque nuestra fragilidad se materializa al enfrentarnos a la muerte como el soneto del siglo XVII de John Donne dice:

“Muerte no te enorgullezcas, aunque algunos te llamen poderosa y terrible, puesto que nada de eso eres, porque todos aquellos a quienes creíste abatir no murieron, triste muerte, ni a mi vas a poder matarme, esclava del hado, la fortuna, los reyes y los desesperados, si con veneno, guerra o enfermedad, y amapola o encantamiento se nos hace dormir tan bien y mejor que con tu golpe, de qué te jactas, tras un breve sueño despertamos a la eternidad y la muerte dejará de existir, muerte morirás”.

En memoria de todos ellos que sea un breve sueño en la eternidad, porque los que nos quedamos en esta vida, en esta nueva realidad tenemos que adaptarnos a estas nuevas exigencias de autocuidado y convivencia social, la nueva normalidad trae consigo muchos retos en materia de salud de reactivación económica, porque si la gente no perdió una vida, perdió su empleo.

La nueva normalidad requiere responsabilidad social, estar atentos al semáforo que determinará cuándo se reanudarán actividades como labores esenciales y no esenciales, clases presenciales y como deberemos readecuar los espacios de convivencia laborales y de esparcimiento.

La nueva normalidad también requiere que sigamos exigiendo que exista un acceso igualitario a la salud, elevando nuestros estándares de higiene, fomentar el conocimiento científico y el uso de tecnologías, unirnos a la transformación digital, seguir pugnando por la equidad social, terminar con la brecha entre ricos y pobres, fomentar la sustentabilidad en las acciones.

Como humanidad nos adaptaremos mientras se sigue trabajando en la creación de la vacuna para este virus, pero mientras debemos aceptar que la cosas no volverán a ser las mismas.

Ojalá el amor sea la próxima pandemia ¡saldremos adelante, tenemos que hacerlo!

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