Twitter: @CLopezKramsky

Ante el rápido incremento de casos de COVID-19, los gobiernos Federal y estatales han tenido que ir adecuando sus estrategias de salud, de gobernabilidad y de comunicación social, entre otras, a través de pautas bien marcadas mediante instrumentos jurídicos o anuncios mediáticos. Esto no ha sido suficiente para contener los contagios y para evitar que cada vez haya más enfermos tratando de obtener atención médica. Ante ello, el subsecretario de la Secretaría de Salud, Hugo López-Gatell, dio un giro en la estrategia de comunicación el miércoles, al admitir públicamente, por primera vez, en la conferencia de las siete de la noche, que en México podría haber muchos más casos de COVID-19 que los reportados como confirmados.

Es cierto, desde el día uno, el subsecretario López-Gatell informó que la forma en que México monitorearía la enfermedad sería a través de un sistema Centinela, en el cual no se requiere hacer una cantidad exhaustiva de pruebas, pero nunca había informado que, en algún momento, el número de casos confirmados se multiplicaría por un factor determinado para obtener una cifra aproximada de casos existentes. Con ello afirmó que hay más de 26,500 casos estimados en México.

Es muy probable que el subsecretario López-Gatell y su equipo de trabajo tenían previsto este viraje desde el inicio, pero la población en general no había sido informada que eso iba a suceder. Por ello, es comprensible que conocer estas nuevas cifras hayan causado un impacto importante en la opinión pública, pues para los que somos legos en materia de epidemiología, nos pareció evidente que el miércoles se dio un cambio radical en el discurso oficial.

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Haya sido previsto desde el inicio o no, las cifras estimadas que el subsecretario López-Gatell informó el miércoles y lo que sucedió después nos dejan muchas más dudas y tiran por los suelos la credibilidad del presidente de la República y de su gabinete. ¿Fue este movimiento discursivo planeado y consensado con el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien apenas tres días antes se ufanaba de que México era uno de los países con menos casos en el mundo? ¿qué sucedió para que el Gobierno Federal aceptara lo que se había negado a admitir, que en realidad existen muchos más casos que no han sido contabilizados? Al otro día, el secretario de Salud, Jorge Alcocer, aseguró, en la mañanera –a la que no acudió López-Gatell-, que los 26 mil casos estimados que reveló su subsecretario son los casos que se estiman que podrían llegar a existir; luego entonces, ¿a quién le creemos? Parece haber una lucha intestina entre la política y dogmas del presidente, con la técnica del encargado de la pandemia.

¿Y el apoyo a las empresas, cuándo?

Si en la parte estrictamente epidemiológica el Gobierno Federal parece estar envuelto en una lucha intestina, en la parte económica, el Gobierno Federal sigue atascado en una negativa dogmática respecto del apoyo económico y fiscal para la población y las empresas. Al día de hoy, las cifras muestran que se han perdido casi 350 mil empleos y, que las empresas, desde las micro hasta las grandes, han sido golpeadas brutalmente por la suspensión de actividades. El gobierno de López Obrador se niega sistemática y rotundamente a proporcionar apoyos financieros y estímulos fiscales a las empresas, mientras que los gobiernos del mundo destinan considerables recursos presupuestales para subsidiar a los empresarios y, con ello, tratan de evitar la destrucción total de la planta productiva y la pérdida desmesurada de empleos.

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No, presidente López Obrador, no todos los empresarios son Carlos Slim o Ricardo Salinas Pliego; el 98 por ciento de las empresas son micro, pequeñas y medianas (MiPyMEs), es decir, la tiendita de la esquina, la estética, la carnicería, el taller mecánico, la fonda, las cafeterías, etcétera. Estas empresas no cuentan con los recursos que tienen las grandes corporaciones para sobrevivir durante la pandemia y, sin el apoyo financiero del Gobierno Federal, inevitablemente van a tener que despedir a sus empleados y, en última instancia, cerrar. La pandemia pasará presidente, pero cuando pase, si su gobierno no apoya a estas empresas, se encontrará con un país devastado económicamente y sin fuentes de empleo. Recapacite, está a tiempo. Y tan tan.

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