¿Cuán eficaces son los tapabocas antimicrobianos para evitar la dispersión de enfermedades contagiosas transmitidas a través del aire?
Las pruebas sugieren que, cuando estás enfermo, utilizar un tapabocas puede ayudar a proteger a los otros de enfermarse. Del mismo modo, cuando estás sano, usar un tapabocas posiblemente disminuirá tus probabilidades de contagio si estás rodeado de enfermos. Sin embargo, los tapabocas no son infalibles.
Los tapabocas, o lo que los médicos llaman mascarillas quirúrgicas, comenzaron a usarse en los quirófanos a finales del siglo XIX. Rápidamente, se volvieron populares entre el público deseoso de protegerse durante la epidemia de influenza de 1918.
Un siglo después, la llegada de las técnicas moleculares modernas confirmó que las mascarillas quirúrgicas realmente pueden ofrecer una buena protección contra la influenza. En un estudio de 2013, los investigadores contaron el número de partículas virales en el aire alrededor de los pacientes con influenza. Encontraron que los tapabocas disminuían hasta veinticinco veces la exhalación de gotas grandes de virus.
No obstante, los tapabocas eran menos eficaces en contra de gotas virales más pequeñas que pueden permanecer más tiempo suspendidas en el aire y que, por lo tanto, son más propensas a contagiar; solo reducen la exhalación de este tipo de gotas unas 2,8 veces.
Las mascarillas quirúrgicas también ofrecen buena protección para quienes están sanos pero preocupados. En un estudio que examinó a 446 enfermeros, los investigadores descubrieron que los tapabocas quirúrgicos son tan buenos —o casi tan buenos— para proteger de la influenza como los respiradores, que son mascarillas de tecnología de punta usadas en los hospitales.
El trabajo de investigadores australianos apoya aún más el valor de la simple mascarilla quirúrgica. Estiman que, en un ambiente casero, utilizar un tapabocas disminuye las probabilidades de que una persona sana se enferme en un 60 a 80 por ciento.
Desgraciadamente, la mayoría de la gente no utiliza el tapabocas de la manera óptima para lograr este nivel de protección, y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) aún son ambiguos sobre el uso de tapabocas en situaciones ajenas a la prestación de servicios de salud.
“No se puede hacer una recomendación en este momento sobre el uso de la mascarilla quirúrgica en la comunidad por parte de personas sin síntomas, incluyendo a aquellas con alto riesgo de complicaciones, para evitar la exposición a los virus de la influenza”, concluye la agencia en su página de internet.
Si no tienes una mascarilla o tapabocas, o no quieres usar una, mantener una distancia de unos dos metros ante una persona enferma podría disminuir tus probabilidades de contagio. El aire que rodea a la gente enferma, aun cuando no está tosiendo o estornudando, está lleno de pequeñas partículas infecciosas, así que mientras más lejos estés de los enfermos, mejor.
Lavarte las manos con frecuencia también es muy importante para evitar el contagio, puesto que tocarse los ojos, la nariz o la boca con los dedos infectados puede transmitir enfermedades.