Opinión

Claves y enclaves de la CELAC

CELAC es un buen espacio para que los países conversen, pero no puede convertirse en un espacio donde se tolere la violación de los derechos humanos.
lunes, 20 de septiembre de 2021 · 15:18

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) nace hace poco más de una década como una forma de concertación y diálogo latinoamericano, donde se busca que en un marco de mayor identidad e igualdad se puedan construir acuerdos para el bienestar y la prosperidad en la región.

La CELAC se forma como un organismo crítico a otros procesos de diálogo e integración latina, es distinto a la Organización de Estados Americanos (OEA) donde sí está Estados Unidos y Canadá, mientras el resto de los países se encuentra en los dos organismos.

Construir un ideario latinoamericano y del caribe ha sido una aspiración desde Simón Bolivar, la búsqueda de respuestas a los problemas de la región se encuentran más cercanas entre países con trayectorias más parecidas. Este, ¿será el caso de México?, puede que no tanto, porque los procesos culturales, económicos y migratorios del país han fortalecido la identidad con el norte de la región, aunque sigamos siendo latinoamericanos.

Del mismo modo resulta necesario reflexionar sobre México en los países del sur, los patrones de consumo, la cultura y el desarrollo han formado brechas muy importantes con el resto de la región. Hablar español es una forma de integración muy importante, pero no puede ser nuestro vínculo más cercano, de hecho, no lo es con todo el caribe donde hay países que se hablan otras lenguas y cuya identidad política es más cercana a otras regiones.

Por eso el papel de México en la CELAC ha sido muy importante, desde su creación los mandatarios del país han tomado un liderazgo que invite a reflexionar sobre los procesos de integración latinoamericana y caribeña, sobre qué tipo de políticas instrumentar, cuáles son nuestras bases de derechos y dignidad humana en la región. Hablar de esto, también es hablar de nuestras democracias.

Por la diversidad política de Latinoamérica y el Caribe hablar de derechos humanos y reconocimiento a la participación ciudadana le resulta incómodo a muchos regímenes, razón por la cual la OEA le resulta molesta a muchos de esos países, sobre todo porque les representa la imposición del discurso de la democracia estadounidense, que como ya sabemos es todo, menos perfecta.

Sin embargo, la OEA, a diferencia de la CELAC es un subsistema consolidado de protección de derechos humanos, que si por algo habría que defenderla sería por eso, porque tiene a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y que junto con la Corte Interamericana de Derechos Humanos, forman el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos y que a la fecha ha resuelto de forma progresista y de vanguardia en casos de protección a defensores del medio ambiente, derechos humanos y sociales, libertades civiles, derechos sexuales y reproductivos, entre muchos otros.

La OEA tendrá muchas fallas, como un exceso de intervención de los Estados Unidos, pero a la vez, ha sido fuente de declaraciones de derechos que han obligado a los países a ampliar sus esquemas de protección social a adultos mayores, mujeres, indígenas y defensores por encima del sistema internacional, solo por enumerar algunos ejemplos.

CELAC es un buen espacio para que los países conversen sin la presión de aspirar a regímenes “modelo”, pero no puede convertirse en un espacio donde se tolere la violación de los derechos humanos y sobre todo la participación política diversa. La democracia sigue siendo el modelo más imperfecto, pero no por ello vamos a renunciar a los derechos y a la pluralidad política.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @P_Mancebo

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc.

Más de

Otras Noticias