Caminito de la escuela

Nunca como ahora, el regreso a un nuevo ciclo escolar había causado tanta polémica. A unos días del regreso a clases, anunciado para el próximo lunes 30 de agosto, los padres de familia deben decidir si envían a sus hijos a la escuela, mientras buena parte de México atraviesa la tercera ola de contagios de Covid-19.

“Llueve, truene o relampagueé, el regreso a clases es esencial”, dijo hace unos días el presidente Andrés Manuel López Obrador, abriendo un fuerte debate en torno a las condiciones de las escuelas, maestros y alumnos, para un regreso seguro a las aulas.

Por lo pronto, en las escuelas cambian a pupitres individuales y comienzan labores de limpieza, tras un año y medio de la suspensión de clases presenciales. En algunos de los planteles educativos el deterioro de sus instalaciones y la falta de un recurso vital como el agua, es evidente.

Si bien es cierto que diversos especialistas en educación y salud, así como algunos docentes, han dicho que el regreso a clases presenciales es una prioridad, también han destacado la necesidad de que las escuelas cuenten con un protocolo que tome en cuenta su realidad y contexto epidemiológico, dependiendo de la región donde se ubiquen.

En septiembre del año pasado la mayoría de los sistemas educativos en los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) habían vuelto a las clases presenciales, México no lo ha hecho en más de 16 meses.

Para Roberto Martínez, director del centro de la OCDE en México, el efecto negativo de la pérdida de clases presenciales en nuestro país es comprobable; sin embargo, consideró que el próximo regreso voluntario a las aulas también es una “decisión difícil” porque no se cuenta con el suficiente conocimiento sobre la propagación del Covid-19.

De acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la reapertura escolar es una decisión de los gobiernos, que puede ser tomada a partir de la evidencia epidemiológica y el análisis de beneficios y riesgos en materia de educación, salud pública y factores socioeconómicos del contexto local.

Para facilitar las acciones de distanciamiento físico en las escuelas, el Unicef señaló que se pueden considerar las siguientes medidas:

• Alternancia (días/semanas), entre el aprendizaje presencial y a distancia.
• Horarios escalonados a lo largo de la jornada escolar (tiempos de inicio/final, recreos, almuerzo, entre otros).
• Turnos múltiples o dobles.
• Reducir el número de estudiantes en clase.

Unicef anunció que cooperará con el gobierno de México en el marco del regreso a clases presenciales mediante cuatro frentes:

1. El primero será el acompañamiento a la Secretaría de Educación Pública (SEP) para el desarrollo de protocolos que permitan un retorno seguro.
2. El segundo eje tiene que ver con la cooperación en el monitoreo de los centros educativos mediante un sistema de información, a fin de identificar dónde hay problemas y cómo atender focos infecciosos.
3. En tercer lugar, se buscará cooperar en la comunicación de información correcta, creíble y confiable para saber qué hacer y qué no hacer frente a la pandemia. Se acompañará con mensajes positivos dirigidos a docentes, padres de familia, y los niños.
4. El cuarto es el relativo a la recuperación de los pequeños en dos áreas: recuperación de aprendizajes perdidos y salud mental.

En este momento, el caminito de regreso a la escuela está lleno de riesgos que todos debemos sortear de la mejor manera.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @UZETASUM

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