Opinión

Evitar el estancamiento, controlar la inflación

La inflación suele ser un efecto colateral del crecimiento, no debe aceptarse sino mitigarse a través de decisiones responsables de política monetaria y protección a los consumidores.
martes, 10 de agosto de 2021 · 18:34

Hablando de la situación económica de un país, no es difícil dibujar un escenario ideal. Por ejemplo, debe haber crecimiento acompañado de políticas incluyentes para que los beneficios sean universales y no concentrados; desarrollo, pues, para que la creación de riqueza nacional se materialice en derechos y no en privilegios. También es necesario cuidar el poder adquisitivo de los salarios, sobre todo de los que menos tienen. Eso se hace por doble partida, a través de políticas de defensa del trabajo y del salario, pero también cuidando el poder adquisitivo de la moneda nacional, o para decirlo sin adornos, controlando la inflación (de hecho, a esto último dedican una buena parte de su tiempo y atribuciones los bancos centrales de todos los países).

Por supuesto que es extraño que la realidad económica sea tan complaciente, y sabemos que las economías son sistemas en sentido estricto, es decir, conjuntos de elementos que se afectan entre sí, por lo que es difícil tratar de impactar uno de los factores sin que, de forma deliberada o indeseada, también se impacten otros, y no siempre de forma positiva.

Sin embargo, durante varios años, el discurso ideológico predominante en el mundo fue más allá, argumentando que, más que un sistema complejo, la macroeconomía era como el mecanismo interior de un reloj, perfectamente operable y predecible, donde sus distintos componentes guardaban entre sí relaciones directamente proporcionales o claramente excluyentes. El resultado fue que ciertas políticas económicas estaban vetadas a pesar de que claramente tenían una dimensión de justicia social, y otras eran incentivadas, a pesar de que el sentido común nos decía que sólo favorecerían la desigualdad y la concentración de la riqueza.

Para hablar de los mismos rubros que mencionamos al principio, se decía que no se podía subir el salario mínimo sin que eso detonara una espiral inflacionaria de la misma proporción; si aumentaba un 20% el salario, aumentarían también 20% todos los productos de la canasta básica, así que no solo era peligroso, sino inútil. Se justificaba la pauperización del salario como la única forma de controlar la inflación general. Eso, lo sabemos hoy, era falso y tuvo consecuencias generacionales inhumanas.

En México fue especialmente grave, pues el salario mínimo equivalente en dólares, estuvo durante décadas por debajo de casi todos los países del continente, incluyendo los centroamericanos. Desde el año 2019, ha habido varios aumentos significativos del salario mínimo general en las distintas regiones del país, de más de 20 y 15% anual, sin que esto haya ocasionado el efecto inflacionario que se creía. Sé que esto último amerita una explicación adicional, porque la inflación en México sí ha aumentado los últimos meses, superando las expectativas del Banco de México. Lo primero que debemos tener en cuenta es que, de acuerdo con los datos internacionales, literalmente no hay país en el mundo con datos públicos donde no haya habido inflación este año, superior a la del año pasado. Esto se debe a que la reactivación económica significó sobre todo el impulso al consumo, y con el aumento de demanda general, hay un aumento de precios. En segundo lugar, la inflación en el país, comparada con las otras dos economías grandes de la región, ha sido mucho menor, pues en México la acumulada es de 5.9%, pero en Brasil de 8.3% y en Argentina de 50.2%. Esto no quiere decir que no deba mantenerse la cautela, pues si bien la inflación suele ser un efecto colateral del crecimiento, no debe aceptarse sino mitigarse a través de decisiones responsables de política monetaria y protección a los consumidores, para evitar lo que ocurrió en los años ochenta: inflación acompañada de estancamiento económico, lo que algunos llaman “estanflación”; esa sí, no es admisible en ningún grado.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @AnaCecilia_Rdz
 

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