Opinión

Municipios y rituales

Los municipios han frenado 40% de las obras de infraestructura que fueron anunciadas en las mañaneras y sirvieron como una contención de daño mediático gerenciada por Alfonso Romo.
lunes, 28 de junio de 2021 · 17:29

El día de ayer, el presidente de la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (CONCAMIN), declaró que los municipios han frenado 40% de las obras de infraestructura que fueron anunciadas en sendos eventos matutinos con el Presidente de la República y los representantes de la iniciativa privada. Si no recordamos esos eventos es porque sirvieron sólo como anuncios de coyuntura, una contención de daño mediático gerenciada por Alfonso Romo (hoy fuera del gabinete) cuando se decía que el gobierno federal había roto con “los empresarios”, como para demostrar que no era cierto. La dinámica entre la autoridad y las cámaras empresariales no ha cambiado mucho desde entonces, con el primero reclamando la precarización del empleo y la condición de México de paraíso fiscal, que impide el desarrollo y acentúa la desigualdad; las segundas en una posición anti estatista, acusando que lo que nuestra sociedad tiene de malo, desde la incompetencia hasta la corrupción, son vicios estrictamente del sector público, cuyos integrantes proceden, seguramente, de Marte. Pero hay dos ideas importantes que se esconden tras ese lamento.

La primera, que estamos en una época de símbolo y significado, no de cifras ni hechos. Por eso las dos veces que se celebraron los acuerdos en comento, donde se anunciaron inversiones por cientos de miles de millones de pesos en distintos rubros, lo único que había era la vaga intención, seguramente de buena fe, de las partes involucradas, pero no estaba respaldada por propuestas técnicas, convenios específicos ni mucho menos. Fue una venta de humo billonario, pero humo al fin y al cabo. Y es que actualmente estamos en un proceso de creciente politización de la economía (en México pero también en el mundo), en el que los gobiernos están tratando de reivindicar su potestad para ser rectores de la economía, del desarrollo, en fin, de algo que importe, de modo que se rehúsan a estar sujetos a condiciones desfavorables respecto de las corporaciones y grandes capitales. La reacción de los actores económicos, como es obvio, no ha sido afable, pero lo que importa es que, en estas condiciones, lo único que puede haber entre unos y otros son amagos de fuerza (te voy a expropiar vs. me voy a retirar), seguidos de treguas necesarias (paga tus impuestos vs. reinvierto mis utilidades, no te preocupes), gestos vacíos y retórica incendiaria.

La segunda idea relevante, sobre la que he sido insistente en otros textos, es la importancia enorme de los municipios como reductos de la gobernabilidad más inmediata y real. Estas unidades territoriales tienen un papel central en la instrumentación exitosa de cualquier política, y en la percepción ciudadana del desempeño gubernamental. Son la primera autoridad con la que se encuentran en su vida cotidiana, y pueden ser también el rostro más burdo de la arbitrariedad y la corrupción (como parece decir en el subtexto nuestro ilustre empresario: los municipios se ponen muy difíciles, sin razón justificable). Por eso las pasadas elecciones no se trataban de quitarle la mayoría calificada al partido en el gobierno en la Cámara de Diputados, se trataban de obtener el control político en todas las regiones del país. Muchos no lo vieron.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @IsraelGnDelgado

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