Contraposiciones de la paternidad en México

Este fin de semana se celebró el Día del Padre y con ello volvimos a la conversación sobre la crianza, la responsabilidad afectiva y la presencia. Desde el feminismo se defiende la idea de que maternidad será deseada o no será, pero ¿qué significa el deseo?, ¿los hombres también desean la paternidad?

Las mentes más simples dirán que el deseo de ser madre se relaciona con el deseo sexual y con la “autorrealización”, ambas ideas alejadas del espectro de la maternidad, donde ser madre significa felicidad, odio, cansancio, energía infinita, orden y caos a la vez.

El cambio alrededor de la idea de la maternidad nos obliga a hacer un examen sobre la paternidad, ¿qué es? Una idea clásica sería la provisión patrimonial y a la vez la lejanía emocional, que definen un rol masculino por demás anquilosado. Se socializó y normalizó la idea de paternidades emocionalmente ausentes, que justificaban su lejanía en el esfuerzo que implicaba el papel de proveedor.

Ahora estas ideas también están cambiando y han puesto en la conversación los múltiples papeles que cumplen las mujeres para la crianza de los hijos. Frente a paternidades ausentes las madres asumen la proveeduría del hogar, así como tareas y roles que se consideran esencialmente masculinos.

Sin embargo, parece olvidarse el papel del Estado, que a través de sus políticas interactúa con las estrategias de las familias para cumplir con sus tareas de cuidado y reproducción. Desde el Estado, se puede fomentar la participación de los padres y hacer que las paternidades sean menos ausentes.

En principio, hacer accesibles a cualquier edad los servicios de vasectomía, porque a diferencia de la ligadura de trompas, las vasectomías son reversibles si se necesitara. Esto porque hay muchos hombres que manifiestan no tener interés por la paternidad y podrían solicitar los servicios de salud para eso. Además de los anticonceptivos disponibles, que fuera del condón, son para las mujeres.

Asimismo, garantizar una paternidad responsable y deseada deberá complementarse con licencias parentales y de paternidad, que busquen desde el nacimiento la participación de los progenitores. En México, se dan 5 días de licencia de paternidad, eso no ayuda, ni para que puedan hacerse partícipes plenos los primeros días después del alumbramiento.

En el mundo se toman como referente los modelos de licencias de paternidad nórdicos que contemplan muchas semanas en casa, pero que al ser separados y no estructurados respecto a las necesidades de la familia los padres suelen elegir licencias más cortas. Sin embargo, en Canadá, el modelo es familiar, donde ambos padres pueden elegir hasta 34 semanas combinadas respecto a sus necesidades, por ejemplo, el padre puede pasar las primeras 5 semanas con la madre y las otras 12 una vez que terminen las 17 semanas de la madre. Eso le daría al menor más de medio año con sus padres.

Hacer modelos de crianza conjuntos implicaría cambiar la percepción de los lactarios, por ejemplo, donde solo fueran espacios para las madres. Transformaría los servicios de guardería y permitiría una mayor participación de los padres, así como cambiaría la perspectiva de que frente a la enfermedad la madre es la única que puede ausentarse del trabajo.

Las paternidades responsables se hacen si como sociedad asumimos que las madres no pueden solas y que los padres no son solo proveedores o los que ayudan, sino que los padres son fuente fundamental para el pleno desarrollo psicosocial de una persona.

La crianza social es inversión en ciudadanía, madres y padres pueden hacer el mismo trabajo de crianza y se necesita que familias, sociedad, mercado y gobierno asuman que la prosperidad de las sociedades depende de ello.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @P_Mancebo

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