Opinión

Ricardo, mi amigo y nuestro Medio Maratón del Día del Padre

Fue el primer medio que corrí casi los 21.2 K con mi entrañable amigo Ricardo.
domingo, 20 de junio de 2021 · 21:23

Pisando Fuerte
El corredor recreativo y su mundo

Hay carreras que nunca se olvidan y a las que queremos regresar en cada edición sin importar si entrenamos o no, las tenemos que correr… y ese es el Medio Maratón del Día del Padre.

En mi caso, fue el primer medio que corrí, se me hacía enorme esa distancia, pero me ayudó que corrí casi los 21.2 K con mi entrañable amigo Ricardo, todos sabrán de lo que hablo: la amistad con Ricardo está bordada con kilómetros y kilómetros en los que no dejamos de hablar. Para él, correr este medio maratón es como para mí algo especial; en esta ocasión he recurrido a sus recuerdos, él es un corredor incansable y gran ser humano, divertido y muy inteligente, para que nos diga qué es para él esta carrera, aquí sus palabras:

“La noche previa a mi primer medio maratón del Día del Padre me invadió una emoción indescriptible; se juntaron varias cosas en mi cabeza: el recuerdo de mi padre quien había fallecido años atrás en una de sus carreras matutinas víctima de un infarto fulminante que lo dejó tendido en el pavimento del parque Las Águilas, mientras hacía lo que más le gustaba: correr.

“Ese momento daba vueltas en mi mente como el mosquito infame que se apodera de tus oídos. Otro aspecto difícil de olvidar aquella noche era la inquietante pregunta de todo corredor primerizo en largas y semilargas distancias: ¿podré terminar la carrera? ¿Estaré bien entrenado? Uf, vaya inquietudes.

“Pero dentro de esos poderosos momentos, había una idea de alegría y entusiasmo que me cosquillaba las piernas: haría ese medio junto con mi vecino, así le apodaba al creador de esta columna. La oficina de Pedro y la mía estaban una junto a la otra cuando trabajamos en el periódico El Economista. De ahí lo de vecino.

“Entrenamos durante meses para esa carrera, bromeábamos y pronosticábamos nuestros tiempos.

“Aquel domingo frío y nublado los tenis de colores, las gorras, las playeras alusivas al Medio del Día del Padre inundaban Periférico Sur. Todas y todos los corredores esperábamos ansiosos el inicio de los 21 K. Familias enteras, niñas y niños en carreolas, adultos mayores, mascotas, amigos… todos acompañando a su corredor; muchos corazones unidos en una sola causa: el Medio Maratón del Día del Padre.

“La fiesta de ese domingo no tiene igual. Hay hermandad, hay voluntad, hay pasión, hay entrega.

“Cada kilómetro es un paso hacía el triunfo, el triunfo de cada uno. Su propia marca, su propio ritmo, su propia cadencia. Cada kilómetro es una gota de sudor que limpia la cara y alivia el cansancio. Cada kilómetro es un reto ganado. Así cada medio maratón del Día del Padre es un buen pretexto para disfrutar”.

Mi vecino tiene razón: Una gran carrera en la que miles de corredores responden con aplausos a las porras, que como Ricardo narra es una fiesta con gritos… muchos gritos y porras iluminadas con decenas de cartulinas que tienen los mensajes más sensibles que se puedan leer dedicados a impulsar a un corredor que es papá, abuelo, madre, hija o hijo, o padrino… a todos les echan porras desbordadas; cientos de familias salen a la calle y generosamente ofrecen un trozo de plátano, unos gajos de naranja o dulces en un celofán que sale volando; y los corredores llevan el dulce a los labios en busca de energía para unos metros más y sí bien la da, a mí en especial me da emoción, porque a veces pienso que lo que nos dan estas personas no es un dulce sino un corazón para seguir corriendo y pasar ese kilómetro 18 que reta a subirlo, en el que muchos ya caminan… pero todos acaban el Medio Maratón del Día del Padre.

Es un día de fiesta que para los católicos arranca desde las 5:30 con la misa en la parroquia de La Esperanza de María, una experiencia única ver a cientos de personas en shorts, licras… haciendo la señal de la santa cruz y listos para salir a desayunar 21.1 kilómetros pesados, pero saborosos porque dejan un sabor inolvidable.

Ahí, en los carriles centrales de Periférico que por un puñado de horas su asfalto descansa del paso de miles y miles de vehículos y recibe en vez de llantas las suelas de todo tipo de tenis, es una fiesta que toma como pretexto el Día del Padre para celebrar a la vida y sobre todo a la familia, con sus presencias y ausencias, como los casos de Ricardo y mío, en esa ruta he llorado la ausencia de mi madre y de mi padre, pero la he corrido y mi única ilusión ha sido terminarlo porque me esperan Andrés y Camila, mis hijos.

Para ver

Netflix. “Cuerpo humano: Un mundo entrañable”. Documental enorme como lo es el cuerpo que tenemos, del género llamado docuserie, es un viaje maravilloso que si bien muestra las funciones del cuerpo lo más atractivo para mí ha sido lo que sucede cuando respetamos al cuerpo y lo activamos con movimiento, debo confesar que queda un agradable sabor de boca para lo que hacemos ejercicio, no te lo puedes perder.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @gdlpedro

 

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