Opinión

Las tres reformas del apocalipsis

Apenas terminó el proceso electoral y el presidente Andrés Manuel López Obrador se lanzó con toda la caballería para tomar por asalto el Congreso de la Unión.
jueves, 17 de junio de 2021 · 19:41

Apenas terminó el proceso electoral y el presidente Andrés Manuel López Obrador se lanzó con toda la caballería para tomar por asalto el Congreso de la Unión. El titular del Poder Ejecutivo Federal anunció que va a presentar tres iniciativas de reforma constitucional que tienen como objetivo reencauzar el régimen jurídico en los años que le restan a su sexenio y consolidar su proyecto de la cuarta transformación.

Fue el propio presidente de la República quien adelantó algunos pormenores de las iniciativas: una propondrá que la Guardia Nacional pase al control total y formal de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA); la segunda intentará fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) frente a las empresas particulares, y la tercera, buscará una reforma electoral que incluya una nueva configuración del Instituto Nacional Electoral (INE) y la eliminación de un buen número de legisladores electos por el principio de representación proporcional, mejor conocidos como plurinominales.

En este espacio, la semana pasada, ya preveíamos que en esta nueva etapa de la administración de López Obrador habría una aplanadora de iniciativas de reforma constitucional que serían presentadas tanto por el presidente de la República como por los legisladores de MORENA, en ambas cámaras del Congreso de la Unión, pero no avizorábamos la enorme prisa que tiene el titular del Ejecutivo Federal al respecto. Al presidente se le acaba el tiempo y el capital político y su proyecto de nación aún no está ni cercanamente formado, mucho menos consolidado. La premura es mala consejera.

En ese contexto, el presidente optó por anunciar las iniciativas que son, quizá, las tres reformas constitucionales más polémicas y más difíciles de impulsar y de aprobar en un congreso en el que no tiene la mayoría calificada que se requiere.

La reforma constitucional que busca que la Guardia Nacional se convierta en una institución dependiente de la SEDENA demuestra que, o su idea fue siempre militarizar la seguridad pública o su proyecto de Guardia Nacional fracasó rotundamente y se hace necesario dar un viraje brusco a medio camino; cualquiera de las dos opciones es mala, pero lo que es muy claro es que no hay país democrático en el mundo que deposite la función policial en su ejército. Incluso hay dictaduras que no se han atrevido a hacer semejante barbaridad y, por ello, esta propuesta es verdaderamente escabrosa, sin sentido, fuera de todo contexto democrático, violadora de derechos humanos y puede indicar que, en materia de seguridad, el Ejecutivo Federal ha perdido completamente la brújula. Ante tal incongruencia, parece que esta iniciativa será un señuelo y no una intención concreta. Un fusible, pues.

Por su parte, la reforma electoral tiene más sentido. Después de un proceso electoral federal siempre viene una reforma legal. Si bien el presidente anunció cambios en el INE, que buscarán que ahora “sí esté al servicio del pueblo”, y la disminución de legisladores plurinominales, me parece que López Obrador va a buscar una negociación para otro tipo de reformas que le permitan intervenir de lleno en los próximos procesos electorales locales y, especialmente, en el gran proceso electoral federal de 2024.

Por último, estimo que sí habrá mucha más presión para que se apruebe la reforma eléctrica y, con ello, la CFE tome el control total del Sistema Eléctrico Nacional, desplazando lo más posible, sino es que por completo, a los generadores privados.

En esa línea hay que destacar que el presidente López Obrador anunció este jueves que se explorará la construcción de un campo fotovoltaico en Sonora, a cargo de una empresa pública, que impulse la generación de energía de fuentes limpias, pero que esté al servicio del pueblo y no sea para generar ganancias. El mensaje parece claro: sí a energías renovables, pero sin empresas privadas.

Esto debe analizarse en el marco de los juicios de amparo que se promovieron contra la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, que está suspendida por los jueces de Distrito, pues todo indica que terminará en sentencias que declaren su inconstitucionalidad y, ante ello, el Ejecutivo Federal no tendrá más opción que impulsar la reforma constitucional, cueste lo que cueste.

Con este panorama es posible suponer que el presidente de la República presentará sus tres iniciativas de reforma constitucional más polémicas buscando revolver el río, tener monedas de cambio que le permitan negociar y, al final, obtener la aprobación de al menos la reforma eléctrica y de la parte electoral que le interesa más. Lo que no se apruebe será combustible para su discurso incendiario rumbo al 2024. Al tiempo.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @CLopezKramsky

 

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