Opinión

La nueva Legislatura

La próxima legislatura de la Cámara de Diputados será uno de los campos de batalla más recurrentes rumbo a la elección de 2024.
viernes, 11 de junio de 2021 · 08:20

Con los comicios electorales del pasado 06 de junio se abrió un nuevo periodo de gobierno. Atrás quedaron las intensas discusiones sobre reformas legales polémicas, muchas de las cuales, hoy, están suspendidas por el Poder Judicial de la Federación. Ahora tenemos que afrontar los próximos tres años con una legislatura distinta, que parece tener correlaciones de fuerza diferentes y que, evidentemente, tendrá motivaciones diversas para actuar.

La próxima legislatura de la Cámara de Diputados será uno de los campos de batalla más recurrentes rumbo a la elección de 2024. Lo que se haga o se deje de hacer en San Lázaro tendrá mucho peso en la disputa electoral rumbo a la elección del próximo presidente de la República. Por ello, el bloque opositor tendrá que jugar sus piezas de manera inteligente para maximizar sus acciones y minimizar las de MORENA y sus aliados. Los legisladores de MORENA, a su vez, tendrán que aprovechar su posición para lograr las reformas que fortalezcan al gobierno del presidente López Obrador.

Si bien, la gran mayoría de analistas celebra el hecho de que a primera vista MORENA perdió posiciones en la Cámara de Diputados, me parece que es temprano aún para conocer la verdadera composición de ese órgano legislativo. Hay que recordar que, en el año 2018, MORENA ganó un número similar de curules y fue con la incorporación de legisladores provenientes de sus aliados que se fortaleció para, después, con la cooptación de otros que fueron reclutados desde grupos parlamentarios antagónicos, crecer artificialmente hasta lograr la dominante mayoría que ostenta.

No sería extraño que, antes de iniciar la Legislatura o en los primeros meses de ejercicio, se dé un éxodo desde los grupos parlamentarios del PT y del PVEM hacia MORENA, para consolidar un bloque legislativo uniforme y consolidado. Si ello sucede, entonces podríamos estar ante la reedición de lo que ya sucedió en 2018, pero con una diferencia sustancial: en este trienio, el presidente López Obrador y MORENA gobernarán 16 estados de manera directa y dos indirectamente, a través de las siglas del PVEM (San Luis Potosí) y del PES (Morelos). Esto implica que gobernará a una población de casi 61.3 millones de personas, es decir, el 48.63% de todos los mexicanos. Esto, sin duda, es un nuevo elemento en el escenario que hay que tomar en cuenta.

¿Por qué es importante esta nueva configuración en las entidades federativas?

Porque simple y sencillamente, en 18 entidades federativas, el gobierno federal, el gobierno estatal, los senadores y los diputados federales, además de los diputados locales y los ayuntamientos bajo el control de MORENA y sus aliados, van a conformar una fuerza imparable y alineada. La política pública bajará desde la Presidencia de la República y se difundirá y fortalecerá a través de todas las instancias públicas. ¿Recuerdan al PRI de antes de los años 80? Un solo discurso, una sola línea, una sola política, un solo nombre.

¿Qué podemos esperar en ese contexto en la Cámara de Diputados y en el Senado? El presidente López Obrador ya dio una primera aproximación al declarar que, si es necesario enviar iniciativas de reforma constitucional para consolidar su cuarta transformación, no dudará en hacerlo y que uno de los temas que tiene en mente es fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) frente a los actores privados. Eso nos indica claramente que la demolición de la reforma energética va a continuar a través del Congreso de la Unión, buscando volver al modelo de control estatal del sector.

Otro tema que seguramente estará en la agenda será la desaparición o, al menos, reforma a los organismos autónomos, tales como el Instituto Nacional Electoral (INE), la Comisión Federal de Competencia Económica (COFECE), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y hasta la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), entre otros.

De igual forma, sería muy difícil que el presidente de la República dejara pasar la oportunidad para impulsar una profunda reforma electoral, que cambie las reglas del juego que fueron incómodas para su partido y que alinee las leyes rumbo hacia el proceso electoral de 2024.

El presidente lo ha dicho, no importa que le rechacen las iniciativas de reforma constitucional pues lo relevante es que se propongan los cambios y que, en caso de que no se aprueben sus propuestas, eso exhiba a los legisladores que se oponen a la transformación.

Luego entonces, vamos a seguir en un torbellino legislativo, pero ahora, sin duda alguna, vamos a ver iniciativas mucho más agresivas que las que se procesaron en la Legislatura que está terminando, ya que con ellas, el presidente López Obrador intentará asentar, de manera definitiva, a la cuarta transformación como un proyecto transexenal.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @CLopezKramsky

 

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc.

Otras Noticias