Opinión

¿En tela de duda el constitucionalismo occidental?

El camino idóneo y factible es la protección de los derechos universales, no así los modelos el de la unilateralidad y la imposición como los mandarines proponen.
lunes, 17 de mayo de 2021 · 20:23

Por Alfredo Guadarrama Villanueva

Desde que China logró disminuir el impacto de salud, social y económico de la pandemia mientras que las hegemonías occidentales se mantenían en crisis, los mandarines aprovecharon el momento para detonar un relato opuesto al de los Estados que velan por la democracia y el derecho a través de mecanismos de protección jurisdiccional al orden constitucional.

Los medios de comunicación orientales, entre muchas otras fuentes de información para los ciudadanos alrededor del mundo, han comenzado a construir conceptos que cuestionan el “éxito” de los Estados que cimientan su organización política y social en una base constitucional, democrática, y de dignidad humana que se concatena en el escenario internacional a través de Tratados.  

En lenguaje coloquial, muestran al lector haciendo un análisis comparado para su beneficio, el cómo, a través de un Estado rudo, que coarta los derechos universales, que no permite las libertades y que basa la tutela judicial del individuo y la colectividad en un sistema inquisitivo, ha logrado contener la inestabilidad más agresiva de los últimos tiempos para la humanidad, a diferencia de los Estados que pregonan el éxito de las libertades y los derechos por medio del orden constitucional y el poder judicial.

A esta narrativa, se han sumado más corrientes de poder soberano afines al régimen chino, que funcionan bajo esos sistemas con tintes dictatoriales, y que también han permeado a modo de comparación con occidente entre su población, comenzando a tener aceptación social.

Pero, como dice el dicho, “a río revuelto, ganancia de pescadores”, por lo que occidente respecto a sus ciudadanos y su idiosincrasia, no deben ser seducidos por la eficacia y eficiencia demostrada bajo esos modelos de gobierno en un momento determinado, ya que si bien, dieron oportuna y benéfica respuesta a paliar la pandemia, no han demostrado ser ese modelo de desarrollo humano que desplace al orden constitucional, democrático y de derecho occidental, respecto a su injerencia directa en la dignidad humana de los ciudadanos. 

A tal efecto, los Estados occidentales han avanzado considerablemente en lo que se refiere a cooperación en materia de armonización tanto constitucional como normativa respecto a los derechos humanos y fundamentales, la dignidad humana y a que los Estados parte de la comunidad internacional, brinden una tutela judicial efectiva a todo peticionario de justicia, y si así ese Estado lo omitiere o le negare, pueda acceder a los Tribunales Regionales, citando en ejemplo para América, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Luego entonces, haciendo un ejercicio de ponderación y comparativa constitucional, de impartición de justicia y de mecanismos internacionales de garantía y protección de derechos entre las ideas occidentales y el imaginario asiático de justicia, queda por demás fundamentado que, aunque falta mucho camino por recorrer en torno a la justicia constitucional y el funcionamiento de la convencionalidad entre los Estados de occidente, sigue siendo ese, el camino idóneo y factible para la protección de los derechos universales, para su ejercicio y su progresividad; no así los modelos propios de la unilateralidad, la imposición y sustancialmente inquisitivos, como los mandarines proponen.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @agv_mx

 

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