Opinión

Vacunados

Uno de los principales obstáculos para poner fin a la pandemia no es médico ni logístico. Es la información errónea que ha surgido sobre las vacunas contra el COVID-19.
domingo, 18 de abril de 2021 · 21:52

Con el pasar de los meses, hemos ido descubriendo que uno de los principales obstáculos para poner fin a la pandemia no es médico ni logístico. Es la información errónea que ha surgido sobre las vacunas contra el COVID-19.

La demanda de vacunas supera actualmente a la oferta, pero también hay muchas personas que, a estas alturas, no están seguras de si deben recibir la vacuna o se oponen firmemente a ella. A menudo, esto se debe a que han escuchado información incorrecta sobre la vacuna o sus efectos. O han seguido de cerca las noticias recientes sobre efectos secundarios de algunas vacunas como la de AstraZeneca o la de Johnson & Johnson, por las trombosis atribuidas a estos biológicos.

Desde el inicio de la pandemia, la comunidad médica ha estado trabajando para poner a disposición las vacunas contra el COVID-19 lo antes posible. Aunque este plazo acelerado es histórico, la seguridad siempre ha sido una prioridad absoluta.

Se han establecido estrictas medidas y protocolos para ayudar a garantizar que las vacunas contra el COVID-19 sean seguras. Este tipo de vacunas han pasado por un proceso de pruebas riguroso y de múltiples pasos, que incluye grandes ensayos clínicos que involucran a decenas de miles de personas en todo el mundo.

Es importante saber que las vacunas funcionan enseñando al sistema inmunológico del organismo a reconocer y combatir el virus que causa el COVID-19, y esto lo protege de enfermarse. Se ha demostrado que todas son eficaces, en mayor o menor medida, para reducir el riesgo de contraer este virus.

Las de Pfizer BioNTech y Moderna contienen ARN mensajero (ARNm). El ARNm es un tipo de material genético del virus del COVID-19 que da instrucciones a nuestras células sobre cómo fabricar una proteína inofensiva que es única para el virus. Después de recibir la vacuna, el ARNm entra en las células del organismo y les dice que hagan copias de la proteína “espicular” del virus del COVID-19, que normalmente ayuda a que el virus infecte las células humanas.

Hay que destacar que el ARNm de una vacuna contra el COVID-19 no entra en el núcleo de la célula, que es donde se conserva nuestro ADN. Esto significa que el ARNm no puede afectar ni interactuar con nuestro ADN de ninguna manera.

Hay otras vacunas, como la de Johnson & Johnson, que contiene una versión debilitada de un virus vivo, que es un virus diferente al que causa el COVID-19. Este virus vivo debilitado tiene material genético del COVID-19 insertado en él. Esto se denomina vector viral. El adenovirus de esta vacuna ha cambiado para que ya no pueda reproducirse en el organismo ni causar enfermedades.

Tanto las vacunas de ARNm contra el COVID-19, como la vacuna de vectores, funcionan con las defensas inmunitarias naturales del organismo para desarrollar inmunidad a la enfermedad.

Las vacunas contra el COVID-19 no te transmiten la enfermedad. Las vacunas hacen que nuestro organismo crea que tiene la enfermedad, aunque realmente no la tiene. El sistema inmunitario, la parte que lucha contra las enfermedades, responde a la vacuna generando anticuerpos.

Los anticuerpos son proteínas específicas de las enfermedades que luchan contra el virus cuando lo detectan. No existe ninguna vacuna en el mercado que afecte o interactúe con el ADN de una persona.

Por lo pronto, la batalla contra el COVID-19 se desarrolla con gran fiereza dentro del organismo de millones de personas en todo el mundo. Una batalla épica por la sobrevivencia de nuestra especie.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @UZETASUM

 

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