Hirviendo a fuego lento

A pesar de los grandes retrocesos hacia la transición energética que significa la aprobación de la Ley de la Industria Eléctrica, aprobada en el pleno del Senado en lo particular y general, sin cambios.

La iniciativa no sólo va en contra de la Agenda 2030, que en teoría está transversalizada en el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2024,y aunque esta agenda de desarrollo está interconectada,  en materia de energía, el Objetivo 7 de la Agenda 2030 “Garantizar una energía, asequible, fiable, sostenible y moderna para todos y todas”  busca aumentar el acceso y la inversión en tecnología para el desarrollo de energías renovables.

También va en contra del Acuerdo de París, el acuerdo internacional mas importante en materia de cambio climático, que busca que no rebasemos el límite de 2ºC de aumento de temperatura, buscando no rebasar el 1.5ºC, y que, pues por falta de ambición en los compromisos y acciones de los países ( por ejemplo en México), pues nos enfrentamos a escenarios catastróficos y una serie de eventos que se agravarán e intensificarán su impacto principalmente en quienes son mas vulnerables, en escenarios que predicen un aumento de 2º a 5ºC.

Estamos, básicamente hirviendo a fuego lento

 Y las principales responsables son 100 empresas que emiten el 71% de GEI. Dentro de las 10 principales, se encuentra Petróleos Mexicanos (PEMEX). Así que es falso que nosotros no tenemos una responsabilidad y que como 12º país emisor a nivel global y uno de los principales en A.L., deberíamos estar tomando acciones encaminadas al cumplimiento del Acuerdo de París, la Ley General de Cambio Climático y la Ley de Transición Energética, no sólo porque es una responsabilidad colectiva, la corta visión del presidente Andrés Manuel López Obrador, nos está sentenciando a un futuro aún mas incierto.

La aprobación de la LIE y si es que se lleva a cabo, tendrá consecuencias económicas importantes en nuestro bolsillo, y también afectará intereses varios, sin duda. Pero es importante que nos centremos en dos cosas importantes: La primera es que CFE no planea invertir en tecnología, ni en generar energía renovable. Busca vender energía “limpia” de hidroeléctricas, termoeléctricas y nucleares.  Así sea una empresa estatal, en el fondo va contra nuestros intereses y de las futuras generaciones.

La segunda es que las energías renovables son una de las principales respuestas para la soberanía energética. Existe la tecnología y México debería desarrollarla. El debate es ¿por qué la política energética nacional sigue regresando a los años 70´s? Y ¿quién será responsable de la falta de visión a largo plazo y su impacto integeneracional?

La siguiente carta a jugar viene a través del TMEC y de las políticas de reducción de emisiones  anunciadas por Biden, que a diferencia de Trump, quien coincidía con López Obrador en el tema de los combustibles fósiles y de ignorar a la ciencia en el tema del Cambio Climático, en pos de la soberanía nacional.

Me podrán decir que la respuesta no es tampoco que haya empresas extranjeras con prácticas obscuras a la hora de implementar proyectos de energía renovable. Y es verdad. Un verdadero gobierno enfocado en el desarrollo y en la erradicación de la pobreza en nuestro país debería, como ya les he compartido antes, explorar modelos exitosos de cooperativas energéticas. En donde las comunidades puedan ser beneficiadas de las ganancias, como accionistas de la cooperativa, incentivando empleos y cooperación local, como ya sucede en otros países, beneficiaría a más personas sin necesidad de seguir agotando el modelo asistencialista en el que nos estamos hundiendo.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @Marioliva4

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc.