Opinión

Los cuerpos de las mujeres

Renunciar a la gordofobia y a la estandarización solo es el primer paso para promover la independencia y la libertad de las mujeres, sino también su salud y bienestar.
martes, 2 de marzo de 2021 · 15:12

El cuerpo de las mujeres tiene muchos significados y recientemente en redes sociales se ha promovido la idea de que los cuerpos de las mujeres no son estandarizados, no son los que nos venden en fotografías, sino que son diversos, y son expresiones de distintas historias, de distintas formas en distintos tamaños y con distintas marcas.

La idea de un cuerpo natural es un cuerpo que tiene vellos, que tiene estrías y celulitis, que tiene grasa, que puede tener pocos senos o muchos senos, caderas anchas o caderas estrechas. Los cuerpos de las mujeres no tienen una forma modelo.

Hace unas semanas se aprobó en el legislativo la prohibición de los concursos de belleza en México. Los concursos de belleza más allá de lo que se han modernizado o de sus cambios de discurso, han promovido la idea de que las mujeres tienen que medir más de 1.70 mantener medidas 90-60-90, verse perfectas en traje de baño y responder a preguntas simples mientras su cara es simétrica. Esta falsa idea ha dañado por décadas a muchas mujeres, ya que hace que se desconecten de su naturalidad.

Los cuerpos de las mujeres cambian con el tiempo, cambian cuando tienen hijos, cambian con los años y los cambios hormonales, cambian porque a veces hacen ejercicio, porque a veces no lo hacen, porque a veces hacen trabajos sedentarios, porque a veces están enfermos, porque viven una vida.

La idea social de que un cuerpo debe de ser de alguna forma específica es la idea de que las mujeres no podemos ser dueñas de nuestra propia imagen, de nuestro espacio, de nuestra presencia. El triunfo sobre la posesión ajena del cuerpo de las mujeres es un acto machista, un acto violento donde a nosotras no se nos deja ser dueñas no solo de nuestra voluntad, sino que además tenemos que cumplir con lo que “manda” la sociedad en cuestión de imagen.

Hay ejemplos sobre las formas en que el público se adueña de nuestros cuerpos como es la obligación de que las mujeres vistan zapatillas de tacón en las oficinas o que solamente usen falda o a que el reglamento de vestir de las oficinas obligue a que las mujeres se presenten o vistan de ciertas maneras y eso al final se traduce también en una escala de ascensos o de posibilidades laborales.

El discurso sobre el peso y las características del cuerpo de la mujer solo es uno de los mecanismos para comprender el machismo sistemático en nuestras sociedades. Renunciar a la gordofobia y a la estandarización solo es el primer paso para promover la independencia y la libertad de las mujeres, sino también su salud y bienestar. Dignificar el cuerpo es dignificar lo que hace, lo que vive, lo que logra. De la diversidad corpórea se comprende la cultura y los momentos históricos de las sociedades. 

Porque transformar la cultura del cuerpo también es transformar el consumo, abatir las violencias que se dan en los diseños de ropa y de imagen. En fin, necesitamos hacer que cada mujer sea dueña de su propio cuerpo y su diferencia, porque con ese respeto las sociedades podrán ser más inclusivas y diversas.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @P_Mancebo

 

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