Opinión

La doble cara del Óscar

La falta de credibilidad de los Óscar ha sido un resultado directo de su afán por limpiar la cara de Hollywood.
martes, 16 de marzo de 2021 · 15:46

Toda entrega de los Óscar ha sido en menor o mayor medida politizada. Imaginar una ceremonia de la Academia sin chispa política o social, es como esperar una película de Disney sin música, o una interpretación de Adam Sandler sin comedia.

Todo año tuvo, tiene, o tendrá su bandera, desde la oposición a la guerra de Vietnam, hasta la igualdad de género, pasando por la lucha en el Medio Oriente y el rechazo a la presidencia de Donald Trump. Y no me malinterpreten, todo esto ha sido positivo, pues se ha creado una concientización sobre problemas urgentes y que no deben de pasar desapercibidos. No obstante, bajo esta premisa se ha nominado y premiado lo que no se debe y castigado a quienes no lo merecen.

¿En qué sentido? El Óscar ha demostrado que no es su intención valorar únicamente el aspecto técnico y artístico de una película, sino que hay una agenda política y social detrás de una nominación y un ganador. Asimismo, la falta de credibilidad de los Óscar ha sido un resultado directo de su afán por limpiar la cara de Hollywood, y esa inclinación por subirse al tren de la corrección política y lavado de pecados. Sobre este tenor, se han galardonado producciones que tienen un fuerte impacto en el contexto social actual (abordando temas como discriminación, inclusión social, abuso de poder, igualdad de derechos, etcétera), sin que precisamente sean una obra de arte en un aspecto de excelencia cinematográfica.

Por otro lado, un groso porcentaje de las personas ven filmes que generalmente no son nominados a la Academia. Las películas palomeras no tienden a ser incluidas en los premios y por ende nadie se interesa en la entrega de los mismos, por lo que bajan los ratings. Tristemente, para elevar las audiencias, ahora ya vemos cintas que, a pesar de tener un mensaje relevante, están más enfocadas a llegar a las grandes masas.

Finalmente, todo lo que conlleva la entrega de los premios de la Academia ha resultado absurda más de una vez, y no ha cumplido con su propósito de fungir como una muestra de reconocimiento por un mérito artístico y técnico. Cada año, se demuestra nuevamente que el laurel sirve como una especie de trampolín para plataformas políticas, y para generar más dinero e incentivar el multimillonario negocio del cine.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @marisahurtadom

 

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