Opinión

La guerra de las vacunas contra la COVID-19

La producción y distribución de vacunas contra el coronavirus es la primera gran batalla geopolítica del siglo XXI.
domingo, 7 de febrero de 2021 · 08:35

El acceso a las vacunas contra el Covid-19 es un tema que trasciende fronteras y configura ya un nuevo mapa mundial, donde la geopolítica del poder es la protagonista.

En este momento, la vacuna contra el coronavirus es el objeto más deseado en el mundo entero. Mientras los países de nuestro continente y Europa batallan contra la escasez y exigen a las grandes farmacéuticas, como Pfizer y AstraZeneca, que cumplan con los contratos firmados, vacunas como la rusa Sputnik V llegan a territorios antes ignorados por las multinacionales. Día a día, las vacunas provenientes de Rusia y China ganan presencia en Latinoamérica.

La vacuna Sputnik V consta de dos dosis, con tres semanas de diferencia, y tiene una eficacia reportada del 91.6 %, de acuerdo con lo publicado hace unos días en la prestigiada revista médica The Lancet.

La razón de la expansión de la vacuna rusa no radica solo en su precio, menos de 10 dólares por dosis, o porque puede almacenarse en un refrigerador convencional. Lo que vuelve atractiva a la Sputnik V es su disponibilidad para los países de ingresos medios y bajos, como México, que han sido arrollados por la pandemia de Covid-19, y también por el acaparamiento de otras vacunas por parte de los países más ricos. 

Es un hecho que la pandemia ha incentivado desigualdades y divisiones 

El mundo ahora está fragmentado por el acceso a las vacunas. Por un lado, los países ricos han impulsado contratos con laboratorios farmacéuticos que lideran la producción de estas vacunas, Pfizer, Moderna, AstraZeneca, Johnson & Johnson, Sanofi, Novavax, CureVac/BayerM. Y, por otro lado, están las naciones con menos recursos que están celebrando acuerdos con Estados productores de vacunas o con fuerte participación en sus empresas, como ocurre en China.

En ambos casos, estas negociaciones no se realizaron sin concesiones y podrían tener otro tipo de implicaciones. A tal punto que algunos analistas internacionales consideran la producción y distribución de vacunas contra el coronavirus como la primera gran batalla geopolítica del siglo XXI.

Detrás de todo esto, tanto Rusia como China ofrecen sus vacunas como una potencial herramienta diplomática para ganar amigos y tender alianzas que reconfigurarán el mundo Postcovid.

La provisión de vacunas les ofrece una oportunidad única a estas dos potencias para replantear su imagen pública y ubicarse como posibles salvadoras de las regiones más pobladas del mundo.

La desesperación por acceder a los fármacos y vacunas contra el Covid-19 se han convertido en una ventaja estratégica que puede influir en el lugar que cada país ocupe en la jerarquía global y, por tanto, en objeto de una feroz competencia.

Estados Unidos, Reino Unido, China y Rusia han hecho del desarrollo de la vacuna una cuestión de prestigio nacional sobre la que se han enfocado todas las operaciones de inteligencia.

Estos países han acelerado a fondo con el riesgo de que las normas acaben relajándose por intereses políticos, nacionales o internacionales, pues cualquier éxito obtenido en este sentido puede reforzar el apoyo político fronteras adentro y reafirmar alianzas con otras naciones.

Esto no es un asunto menor, pues se trata de una disputa entre privilegiar los asuntos geopolíticos o los sanitarios.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @UZETASUM

 

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