Opinión

Gorditas de Alverjón, su origen y el porqué son especiales

Hay platillos que nos sitúan en lugares y con personas especiales, así son las gorditas de alverjón para mí.
viernes, 5 de febrero de 2021 · 12:41

Amante del Buen Comer®

Hay historias bonitas. Muchas veces, las novelas románticas nos ilusionan con bellas historias de amor que en ocasiones pensamos que no existen. Creemos que los autores encuentran musas donde nadie, describen caballeros irreales y nos venden enamoramientos que van más allá de la realidad.

Pero a veces la realidad es más bonita que la fantasía y existen historias como la de Amparito y Mario, mis tíos abuelos. Quienes tuvimos el gozo y la fortuna de conocerlos, disfrutamos esa historia de amor en primera fila, nos vimos bendecidos con su cariño y sonrisa y disfrutamos su amor como las novelas que leemos en las páginas de papel. Hace 8 días, Mario se adelantó en el camino. Hoy él decidió volver para llevarse a su musa, a su compañera, a su amor, convirtiendo su historia en un amor eterno. Hay historias bonitas.

Fue el COVID quien se los llevó, fue esta calamidad obscura y gris la que decidió tomar esta bella historia de amor para llevarla al plano de la inmortalidad. Justamente es esta la razón que motiva mis líneas de esta entrega.

A casi un año del encierro, la pandemia nos ha puesto duras pruebas y nos ha hecho aprender lecciones, a veces de muy mala gana. Muchos de nosotros hemos confirmado que lo más valioso que tenemos, no son nuestros títulos, nuestras cosas o el dinero que tenemos en el banco; sino que lo más valioso que tenemos es nuestra persona, nuestra salud y a nuestros seres queridos, las vivencias acumuladas, los recuerdos vivos… ¡La vida misma!

Y cuando hablo de los recuerdos y de nuestros seres queridos, muchas veces estos aparecen en la mesa. Comidas llenas de risas, de amor; cenas que terminan con el amanecer; botellas de vino que se abren en nombre del amor, de la amistad y de felicidad; platillos que se cocinan por el anhelo de una sonrisa, por deleitar al otro; altares que vemos cada noviembre lleno de platos especiales para nuestros seres especiales. ¡Benditas mesas que nos llenan el estómago, el corazón y la vida!

Y junto con la mesa, hay platillos que nos sitúan en lugares y con personas especiales. Así son las gorditas de alverjón para mí. Como breviario cultural, mi familia y mi acta de nacimiento son de Hidalgo, de la sierra, de la Huasteca… soy de Tianguistengo. Y en Tianguistengo hay dos cosas que disfruto plácidamente a la hora de comer: el pan y las gorditas de alverjón. Ambos platillos sencillos, pero únicos en su elaboración y sabor.

Para quienes no lo saben, el alverjón es el chícharo seco y maduro. Esta leguminosa es cocida y molida, y en la receta de mi mamá, se le agrega queso fresco, hierbabuena, un poco de sal, y todo junto, se muele. Por otro lado, se sofríe cebolla y pedacitos de chile, a eso se le agrega la pasta del primer paso y se espera a que se cocine bien. Posteriormente se amasa el maíz para hacer las gorditas, poniéndoles en medio el alverjón. Una vez que las mismas han “inflado”, se retiran del comal y se sirven, ya sea acompañadas de nata o crema, queso y una rica salsa; o bañadas en salsa de tomate con su quesito seco encima. Manjar de dioses.

Y así, las gorditas de alverjón me recuerdan Tianguistengo, y Tianguistengo me recuerda a mis queridos tíos. Ya sea platicando con amor, riendo a carcajadas o ambos bailando con ímpetu un huapango en alguna fiesta o cumpleaños. La comida, entre muchas de sus bondades, tiene la facilidad de hacernos revivir felicidad y recordar con amor. Cada bocado se llena no solo de sabor, sino de calidez al alma, de felicidad, de amor y, en algunos casos como este, de un dejo de nostalgia.

La mesa, sin duda alguna, me ha regalado de los mejores recuerdos de mi existencia y pido porque la vida me permita seguir generándolos. Cuidémonos mucho y reconfortémonos en el calor de nuestros recuerdos, así como en la esperanza de que más pronto de lo que pensemos, podamos volver a generar aventuras alrededor de la mesa, momentos mágicos llenos de sabor y plenitud, vivencias que nos recuerden que, aquí y ahora, nuestra vida vale por lo que vivimos y compartimos.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @adelbuencomer

Amante del Buen Comer®

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