Opinión

Betty la Fea cuestionó el discurso en las telenovelas latinoamericanas: la belleza

El encanto del personaje de Beatriz Pinzón, de Betty la fea, radica en el cambio discursivo de las telenovelas latinoamericanas sobre la belleza.
viernes, 5 de febrero de 2021 · 12:41

La pandemia nos ha orillado a ver nuevos productos audiovisuales y a revisitar los viejos clásicos. Uno de ellos llegó de nuevo con un fuerte y potente mensaje: Betty la Fea y su entonces disruptiva trama, retumbó en los noventa y ahora se hizo patente en un mundo en que las redes sociales siguen imponiendo estándares del cuerpo.

Betty la Fea fue una telenovela emitida, por primera ocasión, de 1999 a 2001 a través de la cadena RCN en Colombia. Su escritor, Fernando Gaytán, decidió darle por primera ocasión el protagónico de un producto de este tipo a una mujer ‘fea’, que no cumplía con los estándares de belleza.

La historia cautivó a millones, tanto que la historia fue adaptada a decenas de países con versiones particulares y creadas para códigos culturales específicos; sin embargo, el poder de Betty La Fea no radica en el encanto del personaje de Beatriz Pinzón, su protagonista, sino en ese cambio discursivo que cuestionó el eje central de una forma de vida en América Latina: la belleza.

Y es que, en el cono latinoamericano, el concepto de belleza es determinante para el éxito de las personas. Ese ideal eurocentrista del cuerpo, que es además estricto y no tiene lugar para la inclusión, ha sido la tumba de grandes mentes, quienes han tenido que sucumbir ante pares que poseen el regalo de la ‘guapura’.

Es ahí donde Betty ocupa un lugar especial. Puso sobre la mesa una discusión que llevaba años pendiente: la discriminación por apariencia física que se vive en los centros laborales. Los diversos personajes, uno a uno, cargaban con estereotipos que hacían llorar y sufrir a una protagonista cuyo único pecado parecía el ser ‘fea’.

No hablemos también del tema del machismo y acoso laboral, que la protagonista y personajes secundarios sufrían día a día. Todo parecía normalizado, hecho con afán de reír, pero mostraba una realidad que es digna de una crítica social, de una profunda reflexión en el campo de la teoría y metodología de las ciencias sociales.

Revivir Betty en los tiempos actuales no es fortuito: tenemos una sociedad ‘diferente’ a la de 1999, más crítica, pero que vive ensimismada en prototipos irreales de belleza, que se reproducen segundo a segundo en redes sociales y que hacen a las personas vivir en constante estado de frustración.

Hoy, la historia de Beatriz Pinzón Solano está más vigente que nunca: necesitamos un recordatorio de realidad, con su respectiva dosis de sátira y melodrama.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @rorrini91

 

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