Opinión

El caso de Pablo Hasél en España y la libertad de expresión

El caso de Pablo Hasél, ni el de otros condenados por causas similares en el Estado español serán olvidados, nuestra propia libertad de expresión depende de ello.  
domingo, 21 de febrero de 2021 · 20:19

Conocí al rapero catalán Pablo Rivadulla Duró, con su nombre artístico Pablo Hasél, en una canción de Los Chikos del Maíz, banda valenciana también de rap. En colaboración, a lo largo de dicha obra fantasean respecto a ser hijos del boxeador soviético de ficción Iván Drago, quien mató de un gancho izquierdo a Apollo Creed sobre el ring en Rocky IV. A pesar de que la temática podría ser tomada como broma, desde entonces me llamó la atención la contundencia tanto de sus rimas como de su voz.

Fui a buscar más material del artista y me encontré con videos en YouTube que no daban cuenta de discos editados en forma, sino de material que en el momento me pareció tan vasto como aleatorio. Me encontré desde reflexiones de un adolescente dolido hasta auténticos manifiestos que requerían de toda mi atención. Conforme me adentré más en la materia tomó sentido para mí, se trataba de la evolución de una persona, y de un artista, expresada en canciones; tantas como su libertad creativa quisiese, tan crudas y politizadas como su consciencia le dictara.

Luego me enteré de que sobre Pablo Hasél pesaba una condena por injurias a la corona y enaltecimiento del terrorismo. Una serie de tuits y algunas canciones eran su delito. Exploré por qué le podría ocurrir tal cosa en el mismo país conocido por expresiones públicas de neonazis que no son censuradas. Además, tratándose de un exponente de un género que se distingue por la agresividad y la exageración en el mensaje.

Lo condenaron por narrar hechos objetivos en sus canciones, actos de corrupción de la corona española comprobados por la justicia y reportados en la prensa. También por enaltecer la figura de personajes y organizaciones que él considera referentes de las causas que en la que cree: la república y el comunismo. Lo usan como advertencia para otros: hay un tipo de mensaje que no debe ser divulgado.  

En varias entrevistas y mensajes que quizá pretendían mostrar una solidaridad parcial, le preguntaron si no era un error suyo el dar un mensaje tan explícito, si no podría decir lo mismo, pero de manera más elegante. Me parecieron interesantes esas observaciones porque con mi poco o mucho conocimiento al respecto, me parece el mejor exponente del rap político que surge del Estado español, pero a mí mismo me ha resultado difícil escucharlo en ocasiones porque en cada canción evidencia la simulación no sólo de las élites, sino de quienes dicen ser compañeros de lucha y en el fondo son oportunistas; no es fácil procesar su mensaje.

Me pregunté qué tanto en realidad quienes lo cuestionaban en el fondo no le estaban invitando a mesurarse y, a la postre, a claudicar. Debió entrar a un sello discográfico antes de ser catalogado por la justicia, para que le ayudaran a coescribir sus canciones con un abogado. También pudo montarse en la ola socialdemócrata que hoy ocupa la Presidencia y la Vicepresidencia de España, hoy ocuparía un lugar privilegiado como artista, lejos de la cárcel. Pudo simplemente dejar el rap y dedicarse a otra cosa.

Así, se atribuye a la responsabilidad individual y a la incapacidad de madurar (a veces eufemismo para renegar de viejas causas y discursos), una pena de cárcel para quien critica a la monarquía. Admitir tal reflexión sería perder la batalla por la libertad de expresión en todo el mundo, renunciar a la esperanza del cambio social. Aceptar que el arte y la opinión deben restringirse al status quo.

Luego de atrincherarse en la Universidad de Lérida, el martes 16 Pablo Hasél finalmente fue detenido. Junto a un grupo de solidarios, construyó en ese momento un escenario cargado de simbolismo que motivó las nutridas manifestaciones que han tenido lugar desde ese día en ciudades de España, así como de otros países de Europa e incluso en Latinoamérica. Ni su caso ni el de otros condenados por causas similares en el Estado español serán olvidados, nuestra propia libertad de expresión depende de ello.  

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @avelazquezy

 

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