Opinión

Control

Nunca en la historia reciente de México, un presidente había acumulado tanto poder como Andrés Manuel López Obrador.
lunes, 29 de noviembre de 2021 · 10:04

Nunca en la historia reciente de México, un presidente había acumulado tanto poder como Andrés Manuel López Obrador quien, desde los primeros días de su gobierno, se ha dedicado a concentrar todo el poder para llevar a la llamada Cuarta Transformación más allá de este sexenio.

Día a día, con una estrategia de propaganda bien aceitada, que parte de su conferencia mañanera, el presidente ha ido construyendo la plataforma para mantener a su movimiento en el poder, mientras derrumba toda barrera que pudiera obstaculizar sus planes. Para ello, necesita tener y sentirse en control de la situación.

Es en ese contexto donde debemos ver su afán por eliminar los contrapesos que le impidan accionar en todos los terrenos, y el reciente acuerdo publicado en el Diario Oficial de la Federación que le permitirá avanzar en las obras de infraestructura de su gobierno brincándose las normas establecidas, la transparencia y la rendición de cuentas.

Más allá del blindaje que busca para evitar cualquier escrutinio público y los “estorbosos” amparos que han detenido las obras estelares del sexenio, como el Aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas, el llamado “decretazo” busca que el Ejército no sea molestado en las tareas civiles que AMLO le ha encomendado.

Teniendo como aliado en el camino a las Fuerzas Armadas, el presidente se siente más en control. Sin embargo, esta alianza de facto con el poder militar genera diversas inquietudes ya que la gran cantidad de tareas que López Obrador le ha encomendado al Ejército podrían generar situaciones muy complejas para el poder civil.

La historia ha demostrado que a México le ha costado mucho el establecer un poder civil al cual se subordinen los militares. Ahora, en esta coyuntura, donde el Ejército se mete de lleno en la construcción de las obras de la 4T e, incluso, en un cambio de discurso que apoya a la transformación emprendida por el actual gobierno, la milicia se convierte en un actor político que pudiera ser determinante para los planes transexenales de López Obrador.

Ahora el Ejército cuenta con una fuerza nunca vista en tiempos recientes, que podría sembrar entre los mandos militares la tentación de influir abiertamente en el terreno de la política.

El presidente quiere más control para cumplir sus promesas de campaña; por ello, en la segunda parte de su gobierno, meterá el acelerador, radicalizará su discurso, y se aliará con quien haga falta para llevar al obradorismo más allá del 2024.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @UZETASUM

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