Opinión

Manda decir Rusia

Si creemos que en México el precio del gas se salió de control, podemos echar un vistazo a la inflación general de dos dígitos que impactó por la misma causa a España, Italia y casi toda Europa.
martes, 2 de noviembre de 2021 · 08:55

Hay ciertas afirmaciones que, a fuerza de convertirse en lugares comunes, repetimos mecánicamente, sin asimilar su verdadero significado; el hecho de que todos los países del mundo son cada vez más interdependientes, es una de ellas.

La mejor noticia para los europeos la semana pasada, fue el anuncio de Rusia, de que incrementará a partir de noviembre sus exportaciones de gas a todo el continente. Cuando leemos en México sobre las tensiones sociales que ha provocado la cadena de suministro del energético, a consecuencia del establecimiento de los precios máximos, en el gran panorama, estamos hablando de los mismo temas; a saber, que el poder geopolítico está más fragmentado de lo que quisieran las grandes potencias (empezando por Estados Unidos y China), y que países sumamente frágiles en algunas esferas, pueden ser simultáneamente actores decisivos en otras (como en este caso, Rusia).

Las crisis globales modernas, en su dimensión económica, tardan en ser comprendidas y, más aún, sus causas últimas siguen siendo materia de debate años después de haber sido superadas. Pero la del año pasado, por primera vez, es totalmente clara en su origen y tiene, además, fechas ciertas y determinadas: la depresión se realizó por diseño (para usar una expresión del entonces Secretario de Hacienda), y fue además un colateral; la supresión legal de la oferta, demanda y producción de todos los como consecuencia de decisiones políticas para salvaguardar la salud de las personas.

Pero en un primer nivel, la producción de bienes y servicios, su distribución y comercialización requiere de consumo energético. Al suprimirse la actividad, se suprimió también ese consumo y por ende la demanda desapareció. Por eso el petróleo llegó a precios ínfimos el año pasado, y también el resto de los combustibles, como el gas. Eso colocó a Rusia y Arabia Saudita, los dos principales exportadores de hidrocarburos en el mundo, en una posición más que precaria. La saturación del mercado para generar una implosión fue una estrategia política que, hoy sabemos, tuvo consecuencias fatales para el resto del mundo cuando las economías reabrieron. De un día para otro, se multiplicó la demanda y con ella el precio, que fue primero del petróleo y luego del gas.

Si creemos que en México el precio de este último se salió de control, podemos echar un vistazo a la inflación general de dos dígitos que impactó por la misma causa a España, Italia y casi toda Europa. Nuestro país tiene una posición compleja, porque produce petróleo pero ya no tanto, aunque sí depende del precio del barril para mantener sanas las finanzas de PEMEX y por ende la calificación de la deuda soberana. Importa gasolina y en ese sentido le conviene al consumidor que se abarate, mas no al Estado, que es a la vez el contratista principal de la iniciativa privada y por ende, si se queda sin dinero, se frena el desarrollo. Controlar el precio del gas es la medida más realista para controlar la inflación, porque controlar el del petróleo es imposible y ambos impactan la canasta básica. Precios que se fijan internacionalmente, en buena parte, por Rusia, Arabia y, en el caso del gas, Qatar. Los comisionistas gaseros ven su parte del proceso como un abuso de autoridad, pero la verdad era eso o tener una inflación de dos dígitos en un año, que no se revierte. Pero ahora, probablemente, los precios del gas se moderen y el conflicto en la Ciudad de México pueda despresurizarse, por una decisión que los rusos tomaron respecto de sus exportaciones a Europa. Eso es la interdependencia.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @AnaCecilia_Rdz

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