Opinión

El Mezcal, Artemio, Louis y Mike

No tardaron en darse cuenta de que requerían de una empresa mexicana para exportarlo y de documentación muy especifica para poder franquear la frontera.
viernes, 19 de noviembre de 2021 · 12:11

Hoy tampoco hubo suerte, el dinero no llegó. Artemio colgó el teléfono con fuerza, se inclinó y se llevó las manos a la cabeza. Hace unos meses, Artemio se encontraba trabajando en su casa. El timbre de la puerta sonó. Era Óscar, un muchacho que suele traer turistas a probar mezcal y a conocer palenques, venía acompañado de dos americanos.

Según lo tratado, Artemio tenía que recibir a los turistas, mostrarles sus instalaciones, ofrecerles Mezcal y si se daba, venderles algunas botellas.

Siguiendo la rutina acostumbrada, Artemio los pasó y les mostró su palenque del que se sentía orgulloso. Su molino, así como su horno cónico habían sido financiados por un programa de gobierno estatal para ayudar a los pequeños productores y estaba rechinando de limpio. Los americanos, que hablaban un español cortado, bebieron con singular alegría, bromearon con él, le chulearon el palenque y le ofrecieron comprarle no solamente un par de botellas sino un lote entero, embotellado, etiquetado y empacado para llevárselas del otro lado del Río Bravo.

Artemio debería entregar el producto en un mes. Ellos se ocuparían de recogerlo en las puertas del palenque.

Louis y Mike, eran grandes aficionados de los destilados de maguey y tras ahorrar un poco de dinero se dieron a la tarea de invertir en una marca de Mezcal. Si George Clooney había vendido su marca de tequila en miles de millones, no veían porqué no podrían lograrlo ellos. Guiados por Oscar, habían encontrado a Artemio, el artista perfecto para realizar sus sueños de grandeza económica.

Tras cerrar el trato, Artemio compró a crédito el agave, pagó con sus ahorros a los empleados que necesitaba y con el poco dinero que le sobró, embotelló, pagó la certificación y los hologramas. Por su lado, Mike y Louis compraron botellas, cajas, corchos, abrieron un sitio en la web, contrataron a una persona especializada en la promoción en medios sociales, a un diseñador gráfico para tener un logo y una etiqueta a su gusto y organizaron un pachangón con mucho mezcal en Huatulco.

En menos de un santiamén, los americanos se acabaron sus ahorros, pero al final del mes tenían 110 cajas de un deliciosos Mezcal certificado de maguey Espadín a 45GL en una botella más cuadrada que redonda, más pequeña que alta y más cara que barata en las puertas del palenque de Artemio.

No tardaron en darse cuenta de que requerían de una empresa mexicana para exportarlo y de documentación muy especifica para poder franquear la frontera. Por el otro lado, requerirían de una empresa norteamericana que introdujera a los EEUU el divino jugo.

Dos o tres meses después de batallar con la burocracia mexicana y además de contratar una empresa que le ayudó con los tramites en México, Artemio quedó más endeudado, pero listo.

Mientras tanto, Louis y Mike, consiguieron una empresa en Texas que les importara el producto con un costo por el servicio, el cual pagaron con dinero prestado que obtuvieron a muy alto interés en un banco local. Por fin, pagaron el transporte y entonces pudieron sacar el Mezcal del palenque de Artemio.

Ese magnifico Mezcal, a la fecha sigue en las bodegas del importador texano, pues no han sido adquiridas por distribuidor alguno para venderse. Además, el importador, quien cobra renta por almacenaje, no tiene interés en que esas botellas se vayan de ahí.

Mientras tanto, Artemio, endeudado, sigue esperando cada día que Louis y Mike, ya sin recursos ni para sacar sus botellas del almacén, le paguen el Mezcal que le compraron a crédito.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @ElixirGospeller

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