Opinión

Las otras bebidas

Los licores o “spirits” son todo un mundo aparte, para quienes nos gustan estudiar sobre el vino.
viernes, 12 de noviembre de 2021 · 08:32

Como que no quiere la cosa, siempre me ha dado un poco de risa el nombre en inglés de los licores. Les llaman “spirits”. La traducción sería “espíritus” de forma simplona, porque los licores serían aquellas bebidas que son además dulces. Incluso he escuchado que les llaman “bebidas espirituosas”. Desconozco la razón de llamarles de esta forma, pero ciertamente los licores o “spirits” son todo un mundo aparte, para quienes nos gustan estudiar sobre el vino. Recientemente tuve la oportunidad de tomar un curso sobre estas bebidas para aprender más sobre su origen, producción, fabricación, etc. Y debo decir que resultó un tema fascinante.

Si bien mi especialidad ha sido (y creo que así será en el futuro) sobre el vino, no estaba de más aprender sobre algunas de las bebidas más icónicas, como el Cognac, el Whisky, el Ron o el Tequila. Todas ellas con elementos distintivos y sabores y aromas peculiares, son el universo parelelo al mundo del vino que muchas veces, desconocemos (desde un punto de vista teórico), porque estoy seguro que muchas personas que están leyendo este artículo en este momento las habrán probado en algún momento de la vida.

Dicho eso, para conocimiento general, estos licores son esencialmente bebidas que provienen de procesar elementos naturales (granos, esencialmente), fermentarlos y posteriormente destilarlos para aumentar su contenido alcohólico. Si bien cada bebida tiene un procedimiento especial y una manera de hacerlo que lo hacen única, hay algunas cosas que me llaman la atención de ellas. Una de ellas es la similitud que tienen con el vino en el sentido que muchas de ellas se añejan en barriles o barricas de roble, que les darán una textura, color y sabor diferente. Por ejemplo el tequila añejo respecto al tequila joven o blanco; lo mismo sucede con el Cognac o el Whisky que tienen requisitos de añejamiento muy precisos y los años que pasan madurándose afectarán directamente la calidad y el precio de dicha bebida.

Si bien con el vino sucede algo similar, me llama la atención el uso de barricas para la producción de estas bebidas en general. La otra cosa que podríamos decir tiene similitudes con el vino es el balance que se busca entre la acidez y la dulzura de las mezclas que se realizan, por ejemplo, en cocteles. Así como uno quiere tomar una bebida balanceada y en armonía porque resulta más agradable, así también el vino debe contener un balance adecuado entre la acidez, el cuerpo, los taninos, el alcohol, etc. De otra forma la bebida no tiene una calidad que podamos reconocer o apreciar.

En otras palabras, el mundo del vino y el mundo de los licores no podría ser más diferente y tener resultados tan diversos, pero que en el fondo, tienen denominadores comunes: procesos similares para su producción, para su añejamiento y para su consumo. Al final de cuenta estos factores son inamovibles. Si tomamos esto en consideración, podremos hacer un mejor análisis de aquello que tenemos frente a nosotros, y quizá, no solamente de forma teórica, apreciar de forma más profunda el producto final. En otras palabras, el vino y los “spirits” son mundos paralelos e igualmente interesantes para estudiar y conocer.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @BeyondTheGrapes

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