Opinión

Desarrollo y sacrificio

Las economías avanzadas rigen su toma de decisiones por circunstancias radicalmente distintas a las de aquellas que se encuentran en vías de desarrollo.
miércoles, 10 de noviembre de 2021 · 10:15

En política, las urgencias son las prioridades. Desgraciadamente, eso es parte de la razón por la que los países pobres siguen siendo pobres y viceversa, sin importar la geometría política del momento.

Seguramente, si nos detuviéramos a pensar en la forma idónea de distribuir las inversiones de un país, encontraríamos opiniones distintas que variarían, no sólo en función de las necesidades específicas del país en cuestión, sino también de las prioridades y objetivos perseguidos por los proyectos políticos del gobierno en turno. Las economías avanzadas rigen su toma de decisiones por circunstancias radicalmente distintas a las de aquellas que se encuentran en vías de desarrollo. Mientras que los países más desarrollados (como Estados Unidos y China) tienen grandes inversiones en investigación y desarrollo, en América Latina y el Caribe se destina en ello, en promedio, menos del 1% de su PIB. Sin embargo, en estos días, Haití tomó ciertas decisiones que vale la pena analizar.

Haití, que es un país que durante toda su historia se ha enfrentado a numerosos retos de gobernanza –como la imposible deuda que adquirió con Francia tras consumarse su independencia, que condicionó de forma definitiva su desarrollo; como el reciente asesinato de su presidente, Jovenel Moïse; o simplemente, como el terrible panorama de ser calificado como el país más pobre de Latinoamérica-, acaba de recibir del Banco Interamericano de Desarrollo, la aprobación de un financiamiento de 65 millones de dólares para la expansión de su Parque Industrial de Caracol. Resulta interesante que un país con tantas necesidades, considere precisamente, en su Programa de Infraestructura Productiva, que su prioridad sea  el desarrollo de su parque industrial. Y con justa razón. Haití ha entendido, que, tanto para solventar los pagos de dicho financiamiento, como para solucionar las múltiples necesidades del país, debe establecer estrategias que produzcan beneficios a largo plazo. La expansión del Caracol traerá, por añadidura, más empleos y mejor pagados, más inversiones y un mayor crecimiento industrial, que se reflejará positivamente en el desarrollo económico de su país.

En México, además de los importantes parques industriales automotrices y de producción de alimentos, se tienen otras figuras similares –organizadas, de igual manera, por clústeres-, que además de procurar la sustentabilidad y el crecimiento industrial, persiguen la innovación tecnológica y la generación de conocimientos. El Parque Científico y Tecnológico de Morelos, por ejemplo, ha sido una gran herramienta para desarrollar empresas de base tecnológica, competitivas en estándares globales.

Todos los países –aún los más necesitados-, deben comprender que la forma más viable de consolidar su desarrollo, es apostar por una industria que innove y genere conocimientos propios, para que produzca productos y procesos competitivos en las proyecciones internacionales. Por supuesto, es difícil que los gobiernos, aún los más democráticos, asimilen esta manera de ver las cosas, porque los frutos de estas inversiones no las verá nunca quien las realiza; el horizonte de vida político de quien siembra, rara vez es el mismo de quien cosecha. Pero lo que es, es.

Puedes conocer más del autor en su cuenta de Twitter: @AnaCecilia_Rdz

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