Opinión

¿Y cómo inicias la década y año nuevo?

Sobrevivir a un encierro (no voluntario) para muchos puede ser un logro mucho más importante que haber aprendido un idioma o haber comenzado a practicar yoga.
jueves, 7 de enero de 2021 · 14:56

Twitter: @AlfiePingtajo

Ha comenzado el 2021, el primer año de la década. Es un año de esperanza, pues la vacuna ha comenzado a aplicarse y otros laboratorios ya han conseguido las aprobaciones sanitarias pertinentes y unos están por conseguirla. La luz al final del túnel que necesitábamos.

La vuelta a “eso que llamamos vida” se ve cerca y ante ello vienen las preguntas existenciales: ¿regresaremos siendo los mismos o habremos cambiado positiva/negativamente?, ¿habrá quien haya aprendido algo nuevo o desaprovecho el tiempo en casa?, ¿seremos más empáticos o aumentará nuestro individualismo?; entre otras preguntas que sólo encontrarán respuesta con el transcurrir de los meses y conforme vayamos volviendo a esa “nueva normalidad”.

El pasado miércoles -como supongo paso en cada casa mexicana- partimos nuestra Rosca de Reyes. Sólo los cuatro integrantes que vivimos en la misma casa (mi familia nuclear). No incluyo a las perrihijas, pues ellas no comen rosca. Una de las roscas traía una curiosa dinámica: el muñequito venía pintado de colores y en una tarjeta indicaba qué hacer según el color. A mí me tocó un muñeco de color azul y debía contar algo nuevo que haya aprendido, a raíz de este encierro. Dije: nada. Mi hermana contestó: cómo que nada, a pesar de estar trabajando aprendí muchas cosas.

No aprendí nada, pues esas lecciones y esa oportunidad de valorar personas, momentos y cosas me la ofreció el sismo de septiembre 2017. El edificio donde estaba, como muchos en la CDMX, se movía cual gelatina y tronaba cual feria patronal de pueblo religioso. Juraba que allí moriría o al menos quedaría bajo los escombros para luego intentar respirar/sobrevivir debajo de ellos hasta ser encontrado. Luego vinieron semanas (que sentí meses) de trabajar en casa, mientras se reparaba el edificio y hubo semanas de mucha inactividad socio-cultural.

Esas semanas y meses posteriores me sirvieron para revalorar todo aquello que considero parte de mi vida y a entender que sólo existe el hoy, pues el mañana no es seguro.

Empero, tampoco estoy seguro de que las personas tengan que aprender algo nuevo o salir diferentes de este encierro. No sabemos qué infiernos vive cada uno internamente. Sobrevivir a un encierro (no voluntario) para muchos puede ser un logro mucho más importante que haber aprendido un idioma o haber comenzado a practicar yoga. Por ejemplo, para los que padecemos episodios de ansiedad/depresión u algunas otras enfermedades mentales relacionadas con los neurotransmisores; el encierro puede ser un gran enemigo.

Lo único cierto es que ha comenzado un nuevo año y una década más, y que este inicio está marcado por muchas ausencias, demasiado sufrimiento y un cansancio físico y mental. Pero todo eso debe ser motor para darnos cuenta que tenemos más fuerza interna de la que pensábamos y amerita que cada uno se auto-felicite, se auto-abrace y se auto-regale algo para animarse, y cuando se pueda/deba también lo haga con esas personas que ha dejado de ver, pues lo necesitamos.

Mientras tanto, queridos lectores, deseo que este año no pierdan la oportunidad de soltar un Te Quiero a sus amistades y familiares; que siempre los acompañe un buen libro; que la música siempre amenice su día a día; que tengan una mascota para valorar la importancia de la compañía y la fidelidad; que tengan la oportunidad de disfrutar una puesta en escena, una película o un concierto en vivo; que tengan un equipo al que apoyar; que tengan un lugar al cual volver y donde sentirse seguros, en paz; que tengan unos brazos donde refugiarse y hombros donde recargarse para llorar; y que nunca les falte una bebida para acompañar todo aquello que les pase.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc.

Otras Noticias