Opinión

López-Gatell: oportuno y congruente

Que Hugo López Gatell aparezca en una fotografía de vacaciones y sin cubrebocas es indignante, irresponsable y negligente.
lunes, 4 de enero de 2021 · 14:43

Twitter: @altanerias

Que Hugo López Gatell aparezca en una fotografía de vacaciones, sin cubrebocas y contrariando las indicaciones que él mismo dio unos días antes de no salir de casa de no ser indispensable es sin lugar a dudas indignante, irresponsable y negligente, pero es una conducta congruente con la estrategia implementada contra la pandemia por parte del Gobierno federal.

Congruente porque de ese modo se ha conducido la autoridad durante los últimos meses: restando importancia a las medidas preventivas, incapaz de responder de manera eficiente para paliar los efectos de los contagios, desdeñando la gravedad de un virus que asola a la humanidad, indolente frente al aumento de fallecidas y fallecidos, insensible ante el gran esfuerzo del personal de salud que expone su seguridad para salvar vidas.

Congruente también porque sabe que exhibiéndose de ese modo genera indignación, coraje y comentarios en su contra, y cumple con ello con la otra y permanente estrategia del Presidente López, esta sí, muy efectiva: la de polarizar un poco más a la opinión pública, la de contribuir a generar divisiones profundas que derruyan cualquier punto de encuentro, seguir al pie de la letra el manual del populismo contemporáneo que promueve sociedades enemigas donde “buenos y malos” son etiquetas que definen tanto la vida pública como la privada.

La congruencia de estas acciones demuestra que no hay accidente, descuido o imprudencia en lo que hacen López Gatell, otros miembros del gabinete presidencial y representantes o directivas del partido Morena; todo obedece a un proyecto de gobierno que para contrastar y diferenciarse recurre y seguirá recurriendo a lo que sea necesario con tal de mantener viva esa polarización.

La desgracia es que este proyecto se topó con la pandemia de COVID-19 y ni siquiera ante la muerte cesó su empeño de dividir y descalificar. ¿Qué puede esperarse pues de un gobierno que con tal de mantener una estrategia ha sido capaz de sacrificar la vida de ya millones de mexicanas y mexicanos? Literal, puede esperarse cualquier cosa, excepto que corrija o rectifique porque entonces sí caería en la incongruencia.

Y es por supuesto oportuno el que el viaje de López Gatell ocupe a la opinión pública el mismo día que el titular del Ejecutivo anuncia que se revisará a los organismos autónomos para evitar duplicidad de funciones y cargas excesivas al erario; oportuno, sí, y también congruente, no solo porque da continuidad a esa otra estrategia del populismo de ir debilitando los contrapesos y atentando contra las instituciones que hacen posible a la democracia, sino también porque permite abrir un nuevo frente de batalla –polarización– que señale nuevos “enemigos” a los que hay que “combatir”.

Oportuno porque, además, ese mismo día aparece un informe de la Universidad John Hopkins que señala a México como el país con la más alta tasa de mortalidad por COVID-19 y el sexto país en mortalidad por cada 100 mil habitantes (esto, además, de otros estudios que de igual forma nos sitúan como el lugar más peligroso para enfermarse, en donde mayor peligro corre el personal de salud, entre otros).

Y congruente, de igual forma, porque toda esa información que poco a poco sale a la luz, y que demuestra el desastre provocado por las autoridades federales y no pocas estatales frente la pandemia, se vuelve intolerable a los ojos de muchas y muchos, que se enfrentan a otros miles que apoyan de manera incondicional cada una de las decisiones tomadas por el gobierno.

No hay pues ni azar ni accidente en este caso, como tampoco los hay en ningún otro asunto que asuma López Obrador y su séquito como prioritario: mantener la división y profundizarla en la medida de lo posible será siempre el camino, la mejor ruta, la única estrategia.

¿Cómo salir de ese círculo que se cierra sobre sí mismo y vuelve a empezar cada mañana? Albert Camus, cuyo aniversario luctuoso se recuerda al momento de escribir estas líneas, señalaba que la labor de Sísifo de empujar cuesta arriba una roca que al día siguiente caería y le obligaría a repetir el ascenso solo termina cuando, ante el absurdo del hecho, hay una rebeldía que no solo niega sino que es capaz de afirmar algo más allá del no.

Y esa afirmación, para evitar caer en la trampa de la polarización, debe salir del antagonismo que la hace depender de quien protagoniza (el Gobierno federal) y ser capaz de construir un punto de encuentro donde coincidan, más que una suma de frustraciones o desencantos, las ideas, las propuestas, los programas y las agendas compartidas y comprometidas con acciones específicas.

Denunciar la congruencia y la oportunidad perversas de López Obrador será siempre necesario, pero nunca será suficiente. La polarización es una trampa compleja ante la que es determinante construir salidas en lugar de buscar escapatorias.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc.

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