Opinión

Nuestros derechos no se consultan

No caigamos en la trampa de someter a consulta nuestros derechos, menos cuando cientos de mujeres pobres siguen abortando bajo métodos que ponen en riesgo su vida.
martes, 12 de enero de 2021 · 16:05

Twitter: @YessUrbina

A finales del mes pasado, se aprobó la despenalización del aborto en Argentina y con ello se reavivó la esperanza de lucha de la marea verde en toda América Latina. Es momento de dejar de lado el debate de aborto sí o aborto no, porque además de estar desgastado, nunca ha puesto en el centro lo que realmente importa: la garantía de un derecho para las mujeres a decidir por su cuerpo sin que esto signifique perder o poner en riesgo su vida.

En Argentina, después de una lucha intensa e intentos fallidos, logró despenalizar el aborto y pese a que, sin duda, esto sucedió gracias a la exigencia colectiva de miles de mujeres que alzaron la voz y que por fin ven materializada la libertad plena a decidir sobre su cuerpo, también sucedió gracias al apoyo del presidente, Alberto Fernández, quien envío la iniciativa al Congreso y a las y los legisladores que argumentaron a favor de la despenalización, poniendo al centro la deuda histórica con las mujeres y reconociendo su derecho a decidir. El conjunto de estos esfuerzos hizo posible la justicia social para evitar que mujeres sin los recursos para abortar de manera libre y segura, ahora puedan acceder a un servicio digno que no las condene a la muerte.

En el resto de Latinoamérica, salvo algunos países e incluidas algunas entidades en México, la garantía de nuestro derecho a decidir aún se ve lejana. Con todo y los pronunciamientos de la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero a favor de la despenalización del aborto, no se ha logrado avanzar significativamente a nivel local ni federal. Las vías bajo las que se puede dar la lucha son diversas, pero no creo, de ninguna manera, que debamos sujetarnos a lo que el Presidente sugirió hace algunas semanas: una consulta ciudadana donde las mujeres apliquemos la democracia participativa para que “los de arriba” no decidan.

Primero, es muy importante que no caigamos en la trampa de someter a consulta nuestros derechos, menos cuando cientos de mujeres pobres siguen abortando bajo métodos que las ponen en riesgo al no poder trasladarse a entidades donde el aborto está despenalizado. Segundo, el actual gobierno, por todos sus frentes, ha repetido hasta el cansancio que “primero los pobres”, pero permanece en la comodidad discursiva de que es urgente hacerlo realidad sin llevar a cabo nada concreto para que suceda. Aquí tengamos muy claro que la despenalización del aborto no es solo la garantía de un derecho, es también justicia social para las mujeres pobres que han muerto por abortar y para aquellas que han sido sentenciadas por hacerlo.

En tercer lugar, a diferencia de Argentina, no contamos con el respaldo presidencial y ante el panorama electoral que agudizará la polarización y el riesgo de que personajes políticos se sigan colgando de una lucha que no les pertenece con el ánimo de lucrar, las mujeres tenemos que permanecer unidas y levantando la voz por el derecho que en pleno siglo XXI solo es realidad para aquellas que pueden solventarlo.

2021 será un año clave para nuestros derechos porque además de que la actual legislatura está a tiempo de poner la iniciativa sobre la mesa y que esta se comience a discutir y si esto no sucede, los Congresos se renovarán y aunque en el escenario político permee la polarización, se asoman precandidaturas de mujeres que han dado la lucha por nuestros derechos de manera incansable y que seguramente marcarán la diferencia que el actual Congreso decidió postergar.

Y es que, aunque el presidente quiera obstaculizar y postergar la garantía de nuestro derecho a decidir escudándose en la democracia participativa, no podemos dejar de lado que quienes finalmente votan para hacerlo realidad son las y los representantes que nosotros decidimos poner en el poder. Por ello la importancia de entender la lucha de nuestros derechos como algo colectivo y que se consolida en el poder de lo público, que nos pertenece a todas y no debe ponerse en tela de juicio con ninguna consulta.

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