Opinión

2021, el reto legal continua

En el 2021 se seguirán adecuándose las normas jurídicas a causa de la COVID-19 y sus efectos, pero hoy estamos mucho más preparados.
viernes, 1 de enero de 2021 · 17:43

Twitter: @CLopezKramsky

Se terminó el año 2020 y con él se van muchos malos sentimientos. El dolor, la angustia, la desesperación, la pérdida, la desesperanza y la muerte marcaron a este año que, indudablemente, no olvidaremos jamás, aunque así lo deseemos con todas nuestras fuerzas. El 2020 se va a quedar en nuestra memoria y en nuestro corazón porque nos golpeó con fuerza cuando menos lo esperábamos.

El 2020 nos presentó retos inmensos en prácticamente todas las esferas de la vida. Evidentemente, el desafío más grande fue el médico, pues la atención de los pacientes afectados por covid-19 tuvo que darse, al inicio de la pandemia, desde la más absoluta ignorancia sobre el virus, la enfermedad, sus síntomas y consecuencias, así como sobre el tratamiento adecuado. Pero los médicos superaron rápidamente esta etapa de oscuridad y pronto entendieron cómo pelear contra este enemigo microscópico.

Los investigadores también tuvieron un muy destacado papel en este año que se fue, ya que desarrollaron vacunas en un tiempo récord, lo que brinda esperanza a una humanidad que necesitaba urgentemente un aliento para seguir.

En la economía, en la vida social, en la política, en el comercio y en todos los ámbitos tocados por lo humano hubo retos, que poco a poco se han ido superando. La parcela legal también se vio en crisis al inicio de la pandemia, toda vez que nuestros sistemas jurídicos no tenían previsiones específicas para enfrentar una situación de tal magnitud. Si bien nuestras normas jurídicas contienen disposiciones que pueden aplicarse en situaciones de pandemia, nada nos había preparado para un impacto tan amplio, tan profundo y tan significativo.

En los primeros meses, cada país fue adoptando normas legales, reglamentarias o ejecutivas que intentaron dar a las autoridades un marco de actuación que les permitiera mantener el orden, preservar la salud de la mayoría y atender a las personas que enfermaron, al mismo tiempo de garantizar que la economía y los empleos no fueran totalmente destruidos. Como es natural en esas condiciones, cada nación adoptó medidas disímbolas que incluso, en algunos casos, fueron criticadas por constituir violaciones a derechos humanos.

La pandemia nos llegó en la época en la que mayores libertades tenemos y en la que los derechos humanos son más protegidos, por lo que fue normal que la imposición de restricciones a la movilidad, al comercio, a la libertad personal, entre otras muchas, fueran ampliamente criticadas por un sector de la población y que, incluso, hubiera gobiernos, como el federal en México, que se quedaran paralizados ante el temor de adoptar medidas por las que pudieran señalarlos como represores.

Otros muchos gobiernos optaron por ponderar los derechos y adoptar medidas que, a la larga, eran más protectoras del bien más grande, que es la salud y la vida de cientos de miles de personas. En este año 2020, el sistema legal tuvo que adecuarse para poder responder ante las presiones sociales y ante el peligro inminente del contagio masivo y la muerte sin límite.

Es cierto que aún no podemos cantar victoria porque si algo nos enseñó este 2020 es que lo que ya está mal siempre puede estar peor, pero en términos generales, creo que el balance legal del año ha sido muy alentador, pues las normas y las instituciones de todo el mundo lograron evitar el desorden generalizado o la rebelión de las masas. A pesar de enfrentar el riesgo más importante en materia legal y de orden desde la Segunda Guerra Mundial, nuestros sistemas jurídicos aguantaron el embate y se sobrepusieron, logrando mantener la convivencia social.

Sin duda alguna, en el 2021 seguirán adecuándose las normas jurídicas a causa de la covid-19 y sus efectos, pero hoy estamos mucho más preparados, tenemos mucha más experiencia y contamos con mejores procedimientos y protocolos para hacerlo. El 2020 no derrotó a nuestras leyes, al contrario, les ayudó a encontrar mecanismos de continuidad que no habíamos previsto, incorporando herramientas tecnológicas que eran poco usadas y removiendo las verdades que se habían sedimentado en la base de nuestro edificio jurídico. En 2021, tenemos que comprender el Derecho de una forma distinta, porque como todo producto humano, tiene que adecuarse a lo que vivimos y sufrimos o corre el riesgo de dejar de ser útil.

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