Opinión

Educación a distancia o la desnudez de las desigualdades

martes, 8 de septiembre de 2020 · 15:55

Twitter: @alexcamacho_m

El pasado 24 de agosto se estima que 30 millones de estudiantes iniciaron clases a distancia, sin embargo, no todos lo hicieron bajo las mismas condiciones y muchos de ellos ni siquiera pudieron regresar a sus cursos.

Para hacer frente a la problemática de un regreso a clases en tiempos de coronavirus, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, impulsó una estrategia educativa para permitir a las y los niños mexicanos seguir sus estudios a distancia. En un hecho histórico, el Presidente acordó con las principales televisoras públicas y privadas la transmisión de clases por televisión, el medio de comunicación con mayor penetración, pues un 89% de los hogares mexicanos cuentan con este aparato de acuerdo a la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales 2018 del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).

La acción es sin duda plausible, porque mientras en otros países los estudiantes siguen sin reanudar labores o se realizan a costa de ampliar las brechas digitales, en México el regreso a clases fue posible en la mayoría de los hogares mexicanos. No obstante, las dinámicas pedagógicas de la educación a distancia obligan a los estudiantes de nuestro país a usar internet y redes digitales para la recepción de tareas y retroalimentación de sus profesores.

Este hecho ha segregado a más de uno, según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2018, sólo el 44.3% de los hogares en el país posee una computadora y un 56.4% de ellos cuenta con internet, es decir: aun cuando un estudiante cuente con televisión, no tiene computadora o internet.

Este trágico escenario es una herencia de los gobiernos neoliberales anteriores, que no se preocuparon por disminuir ni combatir esta problemática y simplemente la ignoraron.

El gobierno mexicano debe enfrentar entonces dos batallas: la primera contra el coronavirus y la segunda contra la desigualdad digital.

La situación es especialmente complicada en las zonas rurales, dado que las familias aquí no disponen ni de los medios tecnológicos (computadora, tableta o celular inteligente) ni de internet para consolidar su proceso de aprendizaje a distancia: la ENDUTIH señala que estos espacios cuentan con un 47.7% de acceso a la red, en comparación del 76.6% de las zonas urbanas

A pesar de los grandes esfuerzos del gobierno federal, las clases a distancia están generando un rezago educativo y la educación se está convirtiendo en un privilegio. La situación amerita un proyecto integral en el que los tres niveles de gobierno se involucren y participen para dar solución a este reto. No es momento de hablar del mal trabajo de administraciones anteriores, de la escasa inversión en conectividad digital ni de las desigualdades que se acentuaron en sus gestiones. Es momento de proponer y tomar el papel que nos corresponde.

Los gobiernos locales tienen la responsabilidad de apoyar a las niñas, niños y a sus familias que están luchando por salir adelante. Deben plantearse acciones como la creación de quioscos digitales o el acondicionamiento de espacios públicos para el uso de internet, además de todas aquellas propuestas que puedan disminuir la desigualdad digital existente. De lo contrario, las niñas y niños que carezcan de los medios para tomar clases a distancia quedarán segregados y olvidados del espacio digital –otra vez y como siempre.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

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