Opinión

Drogas públicas

domingo, 6 de septiembre de 2020 · 19:46

Twitter: @jonasartre

¿Las drogas como práctica social son una cosa pública en el sentido político de la “res pública”? La respuesta es: sí los son. Y esta relación se establece en múltiples direcciones, tanto como un asunto de uso privado o personal, pasando por lo colectivo. De esta forma, se ha configurado una serie de normas entre las cuales por ejemplo se señala que: la salud pública es un bien jurídico que debe ser tutelado por los gobiernos y supervisada por agencias internacionales, estando las drogas en este escenario.

En primer lugar, señalaría que cada sociedad ha tenido y tiene regulaciones jurídicas o culturales sobre drogas, pues además de ser remedios o venenos, también conforman una parte esencial de la cultura siendo alimento y bebida. En segundo lugar, el Régimen Internacional de Control ha estipulado divisiones entre drogas lícitas e ilícitas, las primeras caben dentro del régimen de control mediado por las restricciones de mayoría de edad, por ejemplo lo que sucede con las regulaciones de alcohol y tabaco. Las segundas, se encuentran en un esquema de fiscalización que busca; por un lado garantizar el acceso a medicinas esenciales para el dolor y controlar las que en teoría son dañinas o sin potenciales “medicinales o terapéuticos”.

Privacidad, intimidad y drogas

Quizá el caso más notable sea, el tránsito del uso público y masivo de bebidas embriagantes que se aceleró durante los siglos XVIII al XX, donde al delimitarse espacios confinados para su consumo privado y en la intimidad se relacionó el abuso de estas con problemas que debían ocultarse. Y definieron las relaciones de los usuarios con el Estado o la autoridad, por ejemplo las penas por “ebriedad pública” o el confinamiento obligatorio en caso de la llamada “farmacodependencia”.

Al ser las drogas un inminente asunto público que atañe a la salud pública, se intenta mitigar el daño social ocasionado por el abuso de estas sustancias, por ejemplo la carga de enfermedades derivadas por el alcoholismo o el tabaquismo, así como los riesgos asociados al consumo abusivo o irresponsable del alcohol como los accidentes automovilísticos. En este sentido, el contexto, la sustancia y las personas definirán la relación entre la privacidad, la intimidad y la relación pública que se tiene con las drogas.

En este sentido, hasta antes de la pandemia de COVID, beber en la vía pública era sancionado en algunos países, mientras que en otros era permitido o tolerado por ejemplo, el consumo de cerveza en la vía pública en Alemania, el consumo de vino a las orillas de los canales franceses, o beber en las calles italianas no se encontraba penado o castigado. Lo que tuvo que restringirse para cumplir con la sana distancia. Mientras que, en nuestro país se vio interrumpida la producción de cerveza y en algunos casos prohibieron su venta, lo que ocasionó una serie de intoxicaciones alcohólicas debido a la venta de destilados adulterados.

Siguiendo esta línea de pensamiento, habría que señalar que el uso y tolerancia cultural de las bebidas embriagantes también pasa por la mediación cultural y normativa, por lo que se sugiere contar con una educación y mensajes sobre el uso moderado sobre todo de alcohol, una de las sustancias que mayor impacto tiene en la sociedad por su disponibilidad y en caso de identificar algún trastorno habría que acudir con profesionales y evitar el internamiento forzado.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

 

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