Opinión

Un país hostil para ser mujer

martes, 29 de septiembre de 2020 · 16:17

Twitter: @marisahurtadom


Vivimos en un país cada vez más hostil para ser mujer, con altos índices de violencia, inseguridad e inequidad de género, y que además ocupa uno de los primeros lugares de feminicidios en toda Latinoamérica. En México, tan sólo en los primeros 7 meses de 2020, 2,240 mujeres fueron asesinadas, cada 4 minutos una mujer es violada (70% de los casos son en un contexto familiar y/o social), y cada 2 horas y media una mujer muere víctima de la violencia de género.

Partiendo de esto, es más que evidente que nuestro país y sus autoridades nos están fallando. Las cifras cada año siguen aumentando y llegando a récord históricos, sin que haya un cambio y donde la violación a los derechos humanos es constante y se ha normalizado. Pero también, los mexicanos no hemos asumido estos atropellos como parte de nuestra realidad, tal vez por la visión fragmentada de la violencia que gobierna en el discurso oficial y mediático, por la estigmatización de las víctimas del feminicidio, o porque, como sucede ante el miedo, la necesidad de sentirse a salvo quiebra la solidaridad.

Afortunadamente, la lucha por y de las mujeres en el país vive un momento histórico y avanza con fuerza ante la desidia del Estado. Asimismo, el apoyo de ciertos medios y especialistas, así como el uso de redes sociales, ha permitido que lejos queden los días de las voces silenciadas y ha fomentado la sensibilización de que esto no es un “asunto de mujeres”. La violencia de género nos afecta a todos y –como dejan ver los recientes crímenes de Fátima Antón, Abril Pérez, Ingrid Escamilla, Noemí Álvarez, Jessica González y Alondra Gallegos – está en todas partes.

En México durante mucho tiempo ha habido un elefante inmenso, vestido de morado, al que durante años nadie ha querido ver. No obstante, debemos de dejar de mirar a otro lado, saber escuchar, seguir formando, difundiendo y concientizando a la sociedad de que lo que esta pasando no son casos aislados, sino síntomas inagotables de un mal sistémico y de una maquinaria destructiva que se retroalimenta en distintos niveles.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

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