Opinión

El escritor más crucial de Nueva España

viernes, 25 de septiembre de 2020 · 09:45

Twitter: @trejomiranda_

En el Siglo de Oro era pecado que una mujer fuera intelectual, que tuviera el afán del saber, el poderío y la firmeza de combatir la ignorancia y el padrón de sumisión que se le adjudicaba a la imagen femenina, porque era el siglo donde sólo podían resaltar los hombres ilustrados, en ese entonces sólo había dos escuelas; la iglesia y la Universidad. El escritor más crucial de Nueva España; una mujer, de nombre Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana rompió las barreras y se forjó independencia de pensamiento, intelecto y sabiduría.

“Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis”.

En aquel tiempo donde estaba muy marcado el convencionalismo ortodoxo, Juana Inés, desde pequeña desafió el estilo sumiso, encaró a las mentes empobrecidas de la masculinidad, enfrentó al credo retrógrada, a la religión cuadrada, al sistema patriarcal, a las vacas sagradas que gobernaban y a la vida cómoda con costumbres tradicionales.

A la edad de tres años aprendió a leer y con tan sólo ocho años era una estudiante autodidacta lo que le abrió la puerta de la sabiduría, así que para aprender más en un periodo determinado de tiempo que ella fijaba se incursionaba en nuevas lecciones, se cortaba entre cuatro a seis dedos el cabello si no aprendía las lecciones, pues aunque pareciera una técnica de rudeza ella pensaba que de nada servía tener cabellos en la cabeza si estaba desnuda de conocimiento.

Tan pronto fue reconocida su fama intelectual, muchos hombres querían verla para pasar tiempo con ella, con la intención de compartir pensamientos y escucharla. Su independencia intelectual fue pasando de voz en voz, a tal grado que fue sometida a diversos exámenes de conocimientos, los hombres eran los encargados de formular las más codiciosas preguntas para hacerla fallar, nadie pudo hacer caer a Juana Inés, pese a estar obligada a tener que demostrar sus conocimientos ante un montón de mentes empobrecidas de la masculinidad, no tenía escapatoria en aquella época donde prevalecía la vida cómoda con costumbres tradicionales; tenía que ser esposa y madre.

Juana Inés supo combatir aquella ignorancia de tiempo y forma, decidió “casarse con Dios”, fue su única escapatoria al matrimonio y a ese padrón de sumisión que se le adjudicaba a la imagen femenina. No sólo se conformó con el conocimiento de la teología, lo reflexionó y analizó, a través de cartas y poemas reivindicó el derecho de todas las mujeres de aquella época al conocimiento.

Actualmente hay una amplia oportunidad para que las mujeres puedan adquirir conocimientos, construirse como seres pensantes, y aunque las épocas son diferentes y los contextos no compaginen, el forjar independencia de pensamiento,

intelecto y sabiduría, es en la actualidad terminar con aquellos estereotipos, convencionalismos y vidas cómodas, que muchas veces impiden el crecimiento de las mujeres que quieren ver más allá. ¡Rompamos barreras!

Juana Inés, aportó una narrativa anticipada en el barroco literario, dio elementos de oro a poetas de la ilustración del Siglo XVIII, sin duda y como decía Amado Nervo, Sor Juana Inés de la Cruz fue “Mártir del conocimiento”.

Reverso

Es válido seguir las costumbres tradicionales, pero si quieres marcar la diferencia y no ser una “idéntica” más, vale la pena atreverse y convertirse en un ser autónomo e independiente de pensamiento, intelecto y sabiduría. “Yo, la peor del mundo”, decía Juana Inés, por desafiar a la inferioridad intelectual y a una época donde las mujeres tenían que ser esposas y madres.

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