Opinión

Los 'intelectuales': la mafia de la información

martes, 22 de septiembre de 2020 · 15:31

Twitter: @alexcamacho_m

El pasado viernes 18 de septiembre un grupo de 650 “intelectuales”, artistas y académicos presentaron una carta donde aseguraban que la libertad de expresión de todo el país está en peligro. Alegaron ser “estigmatizados y difamados” por el Presidente de México. Detrás de esta denuncia se esconde un movimiento racista, clasista e intolerante del que pocos han hablado.

De acuerdo a Antonio Gramsci, el intelectual orgánico es un pensador que fomenta la toma de conciencia al interior de la sociedad civil y encargado de propagar el pensamiento revolucionario, entendido como la lucha contra la hegemonía de la clase dominante y las desigualdades. En contraparte, este pensador italiano afirmaba que también existe otro tipo de intelectual, el tradicional, que tiene el objetivo de legitimar y transmitir la hegemonía de los pequeños grupos en el poder.

¿Qué tipo de intelectuales son entonces los firmantes de esta carta?

Entre los denunciantes se encuentran Jorge Castañeda, ex canciller del gobierno de Vicente Fox y conocido por su reciente declaración en la que afirmó que el pueblo indígena de Putla, en Oaxaca, era “horroroso y arrabalero”, también firma Héctor Aguilar Camín, el mismo que, según Julio Scherer en su libro La Terca Memoria, recibió apoyos por un monto aproximado de 3 millones 424 mil pesos por parte del gobierno Carlos Salinas de Gortari para el financiamiento de su revista Nexos.

En su manifiesto, se sostiene que el Presidente siembra y divide al país, sin embargo, la pasada encuesta del diario El País señala que un 68.4% de los mexicanos aprueba el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Se dice que la libertad de expresión está en asedio, que hay censura y sanciones administrativas, pero el texto fue libremente publicado en redes sociales, prensa escrita, además de una amplia cobertura en televisión y radio.

Se dice que existe un discurso permanente de estigmatización y difamación, pero muchos callaron sobre el despojo a comunidades indígenas, el empobrecimiento de la nación, los fraudes electorales, la venta de nuestros recursos naturales y el surgimiento de un narcoestado. Fungieron como promotores y pusieron su intelecto al servicio de gobiernos sexenales.

Según Octavio Paz, uno de los más grandes intelectuales que ha dado este país, la crítica al intelectual no se establece en función de sus trabajos académicos o su ideología partidista “sino en la participación de muchos de ellos en nuestra vida colectiva”. El intelectual como el político, se vicia y se corrompe; durante años este grupo se ha considerado a sí mismo como dueño de la opinión pública mexicana, creen con arrogante soberbia que sus títulos en el extranjero y sus conocimientos les dan el derecho de representar y decidir por la mayoría. Y esto, claramente, es un error.

No se equivoquen, el desprecio y la crítica no viene de la cúpula del poder, es el pueblo el que repudia a aquellos que los han llamado “arrabaleros” e “incivilizados”, es el pueblo el que desprecia la monopolización de la información y la manipulación a través de mentiras con el objetivo de enriquecer a unos cuantos a costa de su empobrecimiento.

México no necesita más de “intelectuales orgánicos”, su clasismo y su racismo no caben ya en nuestra sociedad.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

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