Opinión

Nuevas generaciones, vicios de siempre

miércoles, 16 de septiembre de 2020 · 16:09

Twitter: @HigueraB

Para algunos, la historia es un camino eternamente curveado que, a la larga, termina casi donde comenzó. Esto se antoja especialmente certero cuando hablamos de política en México, que siempre parece regresar al mismo punto lleno de opacidad, rijosidad y malas prácticas.

El proceso de renovación de la dirigencia nacional de MORENA es, sin duda, un proceso que debe interesar a cualquier mexicano. Militemos o no, simpaticemos o no, con el instituto político en cuestión no podemos negar que es una de las fuerzas políticas preponderantes, quizá la única que a nivel nacional merezca ese calificativo, de la actualidad.

Por desgracia, este proceso ha seguido los pasos de su antecesor el PRD, incluso elevando las prácticas opacas y de grilla más allá de los niveles del sol azteca. Todo gracias a las benditas redes sociales.

Y justamente en estas redes es donde se ha podido atestiguar el aparente ascenso de los jóvenes rockstars morenistas, Antonio Attolini y Gibrán Reyes, cuyas candidaturas fueron bien planeadas y se realizaron -ambos- un interesante ejemplo de campaña teaser para llamar los reflectores sobre ellos y así partir con ventaja sobre sus contrincantes, los cuales tiene mayor trayectoria, experiencia y conocimiento del terreno, pero no son nativos digitales.

Sin embargo, hasta aquí llegó la ilusión de encontrarnos con nuevas prácticas de transparencia y cercanía de estos dos jóvenes políticos a través del uso de las TIC´s, para ver que en realidad no son diferentes a aquellos de los que se separan en su discurso.

Con descaro y soberbia, Reyes y Attolini no han tenido empacho en hacer giras para solicitar el apoyo de las bases guindas por medio país, al tiempo que ocupan espacios mediáticos en tantos medios durante horarios prime o de alta audiencia que superaron sin problemas las entrevistas que los líderes ya establecidos de su bancada o de la dirigencia nacional de su partido han tenido en el mismo período.

Y aquí surge la pregunta que su jefe, actual y futuro, podría hacerles en una mañanera: “¿quién pompó?”

Y es que cualquier ciudadano se puede preguntar, de donde sale el dinero para viajar constantemente en avión, usar camionetas semi blindadas con chofer, pagar remakes que los transforman en poco menos que imágenes de galán de cómic y para obtener esos espacios para entrevistas en medios.

En este último rubro es cuando más muestran los antiguos y profundos vicios de la política priista. Cualquiera que haya trabajado en medios o en una agencia de medios les podrá decir que esos espacios muchas veces cuestan, en especial cuando el que desea ser entrevistado no es un actor político de relevancia como es este caso, por lo que hay que invertir decenas de miles de pesos para acceder a ellos.

Por supuesto que hay posibles excepciones, como la entrevista en el informativo de Azucena Uresti, en la que Attolini anunció con su ánimo de estrella su candidatura. Ahí él fue colaborador un tiempo y puede ser algo sin ningún costo.

En el caso de Gibrán, preocupa su soberbia en la que cree siempre tener la razón y que lo hace incongruente con su discurso, incluso en temas que no conoce y en los que ha quedado en evidencia en vivo, a lo que se suma su profunda veta discriminatoria. 

Reyes se ha defendido de execrables ataques por su aspecto físico, pero, muy a tono con su amiga y coequipera “feminista” del programa De buena fe, no tiene empacho en adjetivizar y descartar personas por sus características, como lo hizo con Muños Ledo por su edad. 

Sin embargo, lo más preocupante de estos candidatos “jóvenes y diferentes” a la dirigencia nacional y la secretaría general de MORENA son sus opacas prácticas de fondeo y financiamiento de sus campañas.

En distintos momentos, ambos políticos, han adoptado el discurso de la austeridad y han explicado que sus ganancias económicas solamente surgen de sus actividades profesionales y el financiamiento de sus campañas también.

Attolini en algún momento mostró su sueldo en redes, Gibrán habló de la magra paga  de su programa en Canal Once y ninguno parece tener el poderío económico para pagar decenas de miles de pesos en pasajes, hoteles, choferes, eventos y parafernalia propagandística electoral…¿entonces de dónde provienen sus fondos?

En el caso de Gibrán solicite por medio de redes un par de veces aclaraciones para este artículo y su silencio ha sido rotundo. Attolini, a quién conozco desde que lo invité a dar una charla a una de mis clases hace más de 5 años, me bloqueó directamente al emitir estas dudas y pedirle una aclaración.

Su silencio va muy acorde con el montaje burdo en el que Antonio “demuestra” que va solo a una gira, mostrando que tiene “otros datos” a los que poseen medios y periodistas.

¿Estas actitudes son las que llevarán a MORENA, en caso de ganar?, ¿qué auguran estas actitudes de actores que apenas están despuntando si logran mayor influencia y poder? 

Solo el tiempo lo podrá esclarecer. Por el momento me quedo con una cita de Murakami, pensando en ellos dos.

Si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ése no es otro que el tú de ayer.

#InterpretePolitico

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