Opinión

Lo bajo de la cámara baja

Vaya espectáculo grotesco en el que el transfuguismo una vez más se ha convertido en la forma de hacer política en la Cámara de Diputados.
martes, 1 de septiembre de 2020 · 15:46

Twitter: @marisahurtadom

Si bien no es un puesto que represente manejar (o robar) millones de pesos, o que sea un puesto en el nada cotizado gabinete de AMLO, el PRI y el PT se echaron semejante disputa (o tráfico de legisladores) en la recta final de la carrera para presidir la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, saliendo el tricolor como el ganador.

Pero ¿por qué tanto alboroto por dicho puesto y por qué pelearon como esquincles de primaria para convertirse en la tercera fuerza camaral?

Primero que nada, de acuerdo a la Ley Reglamentaria de la Cámara de Diputados, en el tercer año de la legislatura, el partido que ocupe el tercer puesto en número de escaños tendrá la facultad de proponer a quien presida la Mesa Directiva, que a su vez, deberá ser aprobada por dos terceras partes de los diputados. Asimismo, el que ostente el cargo posee la representación legal del Palacio Legislativo de San Lázaro, y con ello, tiene la facultad de presentar acciones de inconstitucionalidad cuando se considere que una norma viola la Carta Magna.

Por otro lado, el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados representa a la misma en todos los actos oficiales y tiene el mando sobre su comunicación social, lo que evidentemente le genera una imagen política mediática fuerte, más cuando es un año electoral.

Debido a esto, es que los dos partidos embistieron el uno contra el otro para tener más miembros en sus líneas, triunfando el PRI con 50 personas vs. los 46 del PT.

No obstante, e inclusive cuando AMLO se manifestó a favor de que se respetara el reglamento interno y que no se realizaran maniobras por el cargo, Morena y el PT se radicalizaron y votaron en contra y en abstención, e impidieron que la priista Dulce María Sauri Riancho pudiera ser electa presidenta.

Vaya espectáculo grotesco en el que el transfuguismo una vez más se ha convertido en la forma de hacer política, de ganar poder, y en donde el bien común de la ciudadanía ni figura. Sigan peleando como niños chiquitos, a ver como acaba nuestro país.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

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