Opinión

Prestaciones laborales: un derecho, no un beneficio

lunes, 3 de agosto de 2020 · 11:43

Sobre la mesa
Twitter: @gerardohdz_p

La seguridad social, el aguinaldo, la prima vacacional, el reparto de utilidades, las vacaciones, las licencias de maternidad, los permisos de paternidad, entre otras, son prestaciones a las que tienen derecho los trabajadores y establecidas en la Ley Federal del Trabajo (LFT).

Al estar contempladas en la Ley, se entiende que es una obligación patronal otorgarlas y un derecho recibirlas. Sin embargo, en la práctica la realidad supera al escenario legal y más en nuestro país.

Si las prestaciones de Ley son un derecho ¿Por qué en algunas vacantes las destacan como si fuesen un beneficio adicional? ¿Por qué las prestaciones a veces son usadas en algunas ofertas de empleo como si fuesen un extra?

En bolsas de trabajo en línea, el periódico o hasta los anuncios de vacantes que encontramos en el transporte público es común ver el puesto, los requisitos y una leyenda adicional donde la empresa destaca lo que ofrece, suele venir acompañada de palabras como: sueldo competitivo, buen ambiente de trabajo y prestaciones de Ley.

Si la LFT establece las prestaciones como un derecho laboral y obligación patronal y que, dicho sea de paso, son irrenunciable ¿Por qué tenemos que indicar que la vacante ofrece también prestaciones?

Al estar protegidas por la legislación laboral, cualquier trabajador tiene derecho a recibir las prestaciones mínimas que marca la Ley. Sin importar que la vacante lo señale o no, desde el momento en el que una persona inicia un trabajo subordinado -haya contrato o no- tiene derecho a las prestaciones.

Como decimos en México, las prestaciones son de cajón. Al iniciar un nuevo empleo, se debería entender que el trabajador adquiere los derechos protegidos en la Ley Federal del Trabajo.

Pero aquí haremos un retorno a este choque de realidades entre lo legalmente correcto y la práctica. En un país tan complejo como México, los niveles de informalidad son tan elevados -pese a que antes de la pandemia venían mostrando una ligera reducción- que nos acercamos más a las proporciones de informalidad de países de África que de Latinoamérica.

Las prestaciones de Ley se han convertido en un símbolo del empleo formal y han pasado desapercibidas en el sector informal, quedando a la buena fe y por qué no, a la capacidad financiera del patrón para otorgarlas.

La desaceleración en la generación de empleo en el sector formal pone en una encrucijada a las personas que buscan trabajo: por un lado, es más difícil encontrar chamba en la formalidad y, por otro, las que se encuentran en la informalidad suelen carecer de protección social y prestaciones.

Es un hecho que, la mayoría de los mexicanos que están en la calle buscando un trabajo no tienen la posibilidad de sostenerse mucho tiempo para evaluar opciones y encontrar un empleo digno; para muchos, estar una semana sin trabajo es lo equivalente a no comer.

La triste realidad es que, en México los buscadores de empleo aceptan la primera oferta que tienen, garantice o no los derechos laborales.

La suma entre la poca generación de empleo en el sector formal, la mitad del país en una informalidad a la no se le acostumbró a cumplir y la necesidad de las personas de encontrar un trabajo rápido para no quedarse sin ingresos, nos da un resultado pésimo donde el mercado es quien termina dictando las condiciones.

México ha privilegiado el crecimiento por encima de las condiciones laborales, incentivando una cultura de emprendimiento sin responsabilidades, incluyendo el cumplimiento de los derechos de los trabajadores.

Los derechos laborales se han degradado a tal punto que, ofrecer prestaciones en una vacante hace más atractiva la oferta de trabajo, cuando cualquier trabajador subordinado debería tener garantizado los derechos mínimos que establece la Ley Federal del Trabajo.

Pero el empleo digno en nuestro país se ha descuidado tanto que, literalmente repetirle a un candidato que la empresa garantiza prestaciones, parece un acto de buena onda… en fin, el surrealismo.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

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