Opinión

Políticas y productos culturales: renovarse o morir

jueves, 20 de agosto de 2020 · 13:20

Twitter: @AlfiePingtajo

Italo Calvino en sus famosas Seis propuestas para el próximo milenio, decide hacer una serie de recomendaciones/características/valores estéticos (Levedad, Rapidez, Exactitud, Visibilidad, Multiplicidad y Consistencia) que toda obra debe tener si quiere sobrevivir a la era de la tecnología.

Las propuestas, enfocadas al aspecto literario he pensado, desde que las conocí (gracias a la Generación del Crack), son aplicables a casi todo tipo de proceso creativo y artístico; pues se trata de analizar/entender/concientizar los procesos y encontrar la forma de que el libro logre competir contra el sinfín de estímulos visuales y diversos contenidos históricos que el posible lector encontrará: televisión, cine, Netflix, Amazon y redes sociales.

En un mundo donde el vértigo parecía ser la medicina adecuada para enfrentar el día a día, el tiempo era un ente valioso; así que si uno va a dedicarle tiempo a algún libro, este debe ser muy bueno, como para no tener la sensación de estar desaprovechando el rato o de que se está haciendo algo menos valioso que ver una película o un programa de televisión.

Lo mismo pasa ahora con la amplia oferta que hay en las plataformas de streaming uno elige una serie por su historia, su producción e incluso por el número de capítulos que contenga.

Las sugerencias de Calvino, pienso, estaban enfocadas a pensar en el tipo de historia que el escritor le está entregando al lector. Dicho de otra forma: ¿quieres tener lectores?: construye una historia que los atrape, los entretenga y les genere una especie de identificación.

Por circunstancias que conocemos/sufrimos el teatro ha tenido un parón absoluto y en sí, el mundo cultural: museos, cines y un largo etcétera. La pregunta es ¿las personas volverán a visitar los espacios culturales? Desde el egocentrismo cultural, muchos respondemos: ¡claro que sí, la Cultura es indispensable para la vida del ser humano!

Y aparentemente, la pandemia nos ha demostrado que la música, los libros y las películas han hecho más amena o menos pesada la permanencia en casa. ¿Y el teatro qué papel ha jugado? Casi ninguno, salvo algunas compañías que han explorado unas cuantas opciones, pocas son las que han apostado por la transmisión de teatro en línea o mejor aún: la creación de contenidos específicos y adecuados a la tecnología disponible. Ante la exploración o la renovación, unos han optado por el silencio/la muerte artística.

Es cierto que la esencia del teatro está en la realización de éste en un escenario y con la presencia del espectador en alguna de las butacas del recinto teatral, pero ¿por qué no experimentar?, ¿por qué no aprovechar este sisma obligado para comenzar a crear nuevas estéticas?, ¿por qué no realizar obras híbridas?, ¿por qué no pensar en un Teatro que pueda verse en vivo, pero al mismo tiempo transmitirse por alguna plataforma y así darle una oferta al espectador que se encuentra en otro país, otra ciudad o atorado en el tráfico?, y sobre todo: ¿por qué no comenzar a construir historias que logren tener más conexión/impacto con el espectador?

Los involucrados en el ámbito teatral necesitan comenzar a reflexionar inmediata e intensivamente sobre el futuro, ya presente, que dicho arte tendrá o deberán prepararse para la extinción de muchas compañías teatrales.

Y en general, todos los involucrados en la creación, producción y/o realización de un producto cultural necesitan entender que forman parte de la industria del entretenimiento y lo que realizan les debe generar ingresos, pues de eso eligieron vivir.

Por otro lado, las autoridades gubernamentales que trabajan el ramo cultural tienen/deben enfocarse en la creación/construcción de una infraestructura adecuada para la realización/presentación de los productos culturales; así como apelar por una correcta legislación que garantice que todo artista tenga los mismos derechos y obligaciones laborales que cualquier otro empleado. De igual forma, necesitar generar las políticas económico-culturales que permitan la creación de circuitos de distribución/exhibición/presentación/venta del producto cultural.

El artista necesita entender que no tiene por qué vivir siempre del presupuesto gubernamental y las autoridades cultural están obligados a crear las condiciones y políticas para que el artista se desarrolle adecuadamente y el presupuesto destinado a cultura se invierta de forma adecuada.

Autoridades culturales y artistas deben trabajar en conjunto por la creación de una especie de híbrido que permita contar con un apoyo económico mientras consolidan su carrera, pero terminado el periodo modificar las formas o reglar para volver a acceder al apoyo económico desde la esfera gubernamental.

La pregunta ¿se lograrán transformar positivamente las políticas y productos culturales o estaremos presenciando los comienzos de su triste extinción?

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

Otras Noticias