Opinión

Expectativas para nuestra civilización

domingo, 2 de agosto de 2020 · 16:46

Twitter: @laihaddmor

A lo largo de la historia el ser humano se ha preocupado por conseguir la inmortalidad a través de varias formas, por medio de la alquimia, filosofías, obras literarias, arquitectónicas, o a través de las grandes hazañas de aquellos líderes que nos han conducido hasta donde hemos llegado ahora. Sin embargo, encontramos como numerosas, bastas y espléndidas civilizaciones se han extinguido; la mayoría de las veces por causas que escapaban a su entendimiento, como las epidemias que terminaron con la mayoría de los habitantes en América antes de la Colonia; así, hemos vivido la caída de todos los imperios establecidos hasta el momento.

Las causas y formas de ¿cuánto vive y cómo muere una civilización? son tan variadas como nuestra imaginación y la ciencia nos permitan visualizar. Sabemos incluso, que la tierra ha sufrido en el pasado, una serie de cataclismos y desastres naturales que terminaron con parte de la vida que había hasta entonces, como fue el caso de los dinosaurios y su desaparición relacionada con la caída de un asteroide al planeta.

La civilización planetaria podría desaparecer por ejemplo, a través de la muerte de una estrella Supernova cercana a nuestro planeta, la radiación acabaría por destruir nuestra atmósfera con todo lo que esto implica. O quizá, a través de una mega explosión volcánica, como la que sucedió en Sumatra Indonesia1 hace aproximadamente un millón de años, la cual ocasionó que nuestra atmósfera se llenara de sulfuro e impidiera el paso de la luz del sol al planeta. Pero… ¿qué pasa con las civilizaciones que se destruyen a sí mismas?

El origen de nuestro sistema económico se dio en un tiempo en el que se creía que los recursos naturales eran infinitos, lo cual ocasionó que el sistema volteara a ver y a desarrollar estrategias que dieran ganancias a corto plazo, sin preocuparse por las consecuencias que esto ocasionaría, como la imposibilidad de garantizar la supervivencia de las próximas generaciones.

Actualmente, estamos en una posición ventajosa respecto a nuestros antepasados, gracias a nuestros avances tecnológicos y científicos, entendemos mejor las consecuencias de nuestros actos, sabemos que nuestro modo de vivir y consumir tiene un impacto directo sobre la temperatura del clima. A pesar de esto, parece que la humanidad vive en un tipo de incongruencia crónica en la que lo qué sabemos no coincide con lo que hacemos.

Adaptarnos a los cambios que nos imponen los aumentos de las temperaturas alrededor del planeta, es un gran reto para la humanidad, y no se me ocurre otro medio para lograrlo, más que usar esa ventaja evolutiva que nos ha dado la naturaleza: la inteligencia.

Si es la inteligencia nuestra única ventaja adaptativa para sobrevivir como especie, debemos aprender a usarla mejor, a pulirla, a reconocer sus limitaciones, a usarla como una herramienta para garantizar nuestra supervivencia.

Aprovechemos todo lo aprendido durante la Pandemia del siglo, para proponernos cosas menos efímeras, acciones que tengan un impacto positivo a largo plazo, olvidémonos de los viejos paradigmas que hoy en día ya no nos sirven para nada, pongamos a trabajar nuestra creatividad y nuestra empatía con nuestro entorno, cooperemos entre nosotros como especie para garantizar nuestro futuro en este planeta. El día de hoy, los invito a ponernos las pilas para crear un mundo que garantice la supervivencia del gran mosaico de especies y vida que alberga nuestro planeta.

¡Siente global, piensa local, actúa individual y haz comunidad!

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