Opinión

El ladrón de la combi: hartazgo y descomposición social

jueves, 13 de agosto de 2020 · 15:24

Twitter: @GNava1980

Hace algunos días todos vimos el video del “ladrón de la combi”. No me equivoco en decir que lo ocurrido en la unidad de transporte público provocó felicidad porque las personas percibieron que se estaba haciendo justicia. Desafortunadamente la felicidad surge de un creciente enojo debido a los altos niveles de impunidad en nuestro país. De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de Seguridad 2019, en México sólo se denunció el 10.6% de delitos por lo que 93.2% de delitos no se investigaron y por lo tanto no hubo justicia impartida por el Estado para 24 millones de víctimas. Del 10.6% de delitos que se denunciaron apenas un poco más de la mitad llegaron a una carpeta de investigación, todos los demás quedaron impunes.

En un escenario de esta naturaleza la frustración, el miedo y el enojo conducen las decisiones de las personas y no es extraño ver que la venganza privada sea cada vez más frecuente. El pasado 9 de agosto fue linchada una persona en Puebla, que luego se comprobó que era un trabajador de una empresa de cable. La peligrosa diferencia entre lo ocurrido en el Estado de México y en Puebla es la escalada en el nivel de violencia para “hacer justicia”

Es como si hubiéramos viajado en el tiempo al año 1750 A.C cuando la justicia se basaba en la Ley del Talión. Esta ley tenía como objetivo únicamente la reciprocidad, aunque más bien se trataba de represalias y venganza privada. La Ley del Talión era lo que la humanidad había logrado desarrollar para hacer justicia, pero evolucionamos y construimos la noción de Estado, hicimos un pacto social y le cedimos al Estado la potestad de la justicia y el monopolio del uso de la fuerza. Sin embargo, el Estado en muchas realidades de nuestro planeta ha fallado en satisfacer la necesidad de seguridad y la sociedad parece estar involucionando en lugar de continuar la evolución y regresando a la venganza privada.

El “ladrón de la combi” es resultado de múltiples causas. A continuación, menciono las que considero son más inmediatas, pero detrás de cada una subyacen otras circunstancias que evidentemente no han sido atendidas y que han provocado que la venganza privada sea cada vez mas frecuente.

1. Política criminal deficiente. La delincuencia ha rebasado la capacidad del Estado para responder ante ella. El sistema de seguridad pública ha sufrido cambios que no ha permitido la estabilización de algún modelo que permita observar resultados y su impacto en la disminución de delitos. La procuración de justicia está en un limbo en el que no hay recursos humanos y financieros suficientes, la carrera profesional está estancada y el sistema penal acusatorio no ha dado los resultados esperados. Un sistema penitenciario en definitivo abandono por parte de los tres órdenes de gobierno

2. Impunidad. No ha logrado reducirse de manera significativa como lo demuestran las Encuestas Nacionales de Victimización que ser realizan anualmente

3. El análisis de riesgo de los criminales. La certeza de un 90% de probabilidades de cometer un crimen y resultar impune hace que cada vez más gente se decida a hacer de la delincuencia común y organizada un modo de vida.

4. Hartazgo social. La ineficacia e ineficiencia de los tres órdenes de gobierno para satisfacer las necesidades de seguridad y justicia obligan a que la ciudadanía tome acciones por iniciativa propia y cada vez será más frecuente optar por otra conducta antisocial como los linchamientos propiciando una espiral de violencia en el que las víctimas se convierten en victimarios, mas por necesidad que por razones criminológicas de fondo.

5. La normalización del uso de la violencia. Para los mexicanos es tan cotidiana la violencia que hoy se constituye como el principal mecanismo para resolver conflictos sociales o conflictos familiares, hacer demandas al gobierno o hacer justicia por mano propia.

El “ladrón de la combi” es un síntoma que urge al gobierno federal, a los gobiernos estatales y a los gobiernos municipales a tomar con seriedad y responsabilidad el tema de la inseguridad.

Es necesaria no solo la visión estratégica de la política criminal sino el análisis científico interdisciplinario de la criminalidad y de las reacciones que hoy las personas tienen ante este fenómeno social, y sobre todo de la voluntad política para cumplir con la demanda de seguridad de la ciudadanía en lugar de emplear esta función como un instrumento para golpear políticamente a los oponentes.

Por nuestra parte debemos hacer una introspección para analizar qué tipo de sociedad queremos ser, una de 1750 A.C. regida por una venganza privada atávica o una sociedad con un tejido social resistente con la capacidad de organizarse para solucionar sus problemáticas de inseguridad a través de mecanismos de mediación que no lesionen a la comunidad, sino que la vuelvan resiliente.

Las opiniones vertidas en la sección de Opinión son responsabilidad de quien las emite y no necesariamente reflejan el punto de vista de Gluc. 

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