Hola freelance, adiós prestaciones y protección social

Sobre la mesa

Twitter: @gerardohdz_p

Sólo bastó un mes para que en nuestro país se sumaran medio millón más de personas al trabajo por cuenta propia, para alcanzar 8.3 millones de personas en esta modalidad de empleo. El panorama que nos dejó la Encuesta Telefónica de Ocupación y Empleo (ETOE) sobre el incremento del trabajo independiente no debe tomarse a la ligera.

De entrada, nos muestra que las pocas oportunidades que han encontrado las personas para tener unos pesos en el bolsillo es el trabajo independiente. El trabajo por cuenta propia ha sido una ruta de salida y una forma que han encontrado las personas para enfrentar la pandemia.

Según la ETOE, que elabora el Inegi, de abril a mayo casi 600,000 personas encontraron en el trabajo por cuenta propia la forma de seguir llevando comida a sus mesas. En abril, el trabajo independiente representaba el 17.9% de la población ocupado, la última cifra disponible -mayo- pone a 19% de los ocupados en esta modalidad.

Pero ¿Cuál es el problema del trabajo por cuenta propia, si está ayudando a que las personas enfrenten el desempleo y, por tanto, la pérdida de ingresos?

La misma ETOE proporciona una respuesta que debe leerse entre líneas: la subocupación, es decir la necesidad de una segunda actividad o un nuevo empleo porque en el trabajo actual, se laboran menos horas de las que puede cubrir una persona. Es decir, hablamos de empleos de medio tiempo.

La subocupación de los trabajadores por cuenta propia es considerablemente elevada, también incrementó en el mes de mayo, pasó de 29.9 a 32.1% y eso quiere decir, que 4.1 millones de trabajadores por cuenta propia están subocupados ¡Casi la mitad!

¿Hasta qué punto es una solución el trabajo independiente para enfrentar la crisis? ¿Ha sido una buena alternativa? Los números nos indican que, a pesar de que ha sido un salvavidas, sólo ha ayudado a las personas a mantenerse a flote, pero no a llegar a buen puerto, al menos para mitad de los que se encuentran en esta modalidad.

El trabajo por cuenta propia que mide el Inegi no contempla únicamente freelances, también pueden ser vendedoras por catálogo, un taxista o un consultor, todo aquel trabajador que no emplee a otra persona.

Por el momento, el trabajo independiente parece que ha sido un pequeño paleativo al problema de desempleo, pero no puede posicionarse como una solución a futuro y debería ser una señal de alerta para lo que viene.

El trabajo independiente no garantiza las condiciones de trabajo digno. Quizá, en algunos casos, sí permite un buen ingreso, aunque los números nos dicen que a la mitad de estos trabajadores no les alcanza y necesitan otro empleo, pero se trata de una fuerza laboral que tendrá que trabajar toda la vida, porque un día sin trabajo, es equivalente a un día sin ingresos.

Para muchos y en especial para las nuevas generaciones, la seguridad social no es tan importante porque los servicios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para nada se comparan con los de un hospital privado y bueno, tienen razón y es un motivo para sacrificar la protección social por los bautizados “modelos flexibles” como el freelanceo.

Sin embargo ¿qué pasará si un día tienes un accidente y no puedes trabajar? Exacto, quien tiene protección social puede quedarse medianamente tranquilo porque tendrá un sueldo seguro por los días de incapacidad, pero no es el mismo caso para los trabajadores independientes.

Modalidades como el freelanceo o los honorarios -a los que también recurre el gobierno- se han convertido en rutas de escape para los patrones, bajo el disfraz de la flexibilidad, se degradan las prestaciones y la protección social y, el único responsable del trabajador es el propio trabajador.

Sí, el trabajo independiente ha ayudado, pero a la larga será un problema y un destructor más de los derechos laborales de los trabajadores mexicanos.

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