Opinión

La democracia a prueba

viernes, 31 de julio de 2020 · 08:17

Twitter: @AGuerreroMonroy

En las elecciones de 2018, México tuvo la tercera alternancia en la Presidencia de la República a lo largo de dos décadas y nuestro sistema electoral había superado con reconocimiento internacional una prueba mayúscula. Una vez más, la renovación del poder político se realizaba en paz y de manera civilizada a través de las vías institucionales. Hace dos años acudieron a sufragar 56 millones de ciudadanos y se instalaron 156 000 casillas en todo el territorio nacional. En esa fiesta democrática, con un gran compromiso y entusiasmo millones de mexicanas y mexicanos se movilizaron para definir el futuro de su país.

La democracia se puso a prueba y en un contexto de bajo aprecio por la misma y de profunda desconfianza ciudadana en la política y las instituciones, México contó -y cuenta hoy- con un sistema electoral en el que obtiene el triunfo el que más votos obtiene y en donde existen las mayores condiciones de certeza y legalidad para participar.

Para profundizar sobre la errónea noción de que las elecciones no son del todo limpias y genuinas, y explicar que la autoridad electoral -como lo es el Instituto Nacional Electoral- a través de un sólido servicio civil de carrera trabaja de manera profesional para organizar comicios competidos en cada rincón del país del país y fuera de éste para los connacionales que residen en extranjero, así como para conformar un padrón electoral de calidad y alta cobertura; de la responsabilidad del INE a partir de 2014 como autoridad fiscalizadora única de los recursos en contiendas federales y locales (tan sólo entre 2015 y 2017 el Instituto dictaminó 42 140 campañas), el consejero electoral Ciro Murayama elaboró un interesante texto en un momento en el que “a las democracias les acecha a la vuelta de la esquina el peligro de retrocesos autoritarios”.

En las páginas de La democracia a prueba (Cal y Arena 2019),se expone cómo se organizan las elecciones; el reto para que en las 68 436 secciones electorales que conforman la geografía electoral existiera mínimo una casilla dispuesta para recibir el voto y el trabajo heroico de los 45 000 supervisores y capacitadores electorales que recorrieron el país tocando puertas para hacerle saber a más de 12 millones de ciudadanos que la elección era suya, convocándolos a que instalaran la casilla y contaran los votos de sus vecinos.

En el libro se narra el largo camino -desde 1990- para disponer de un padrón de votantes confiable. Hoy en día se cuenta con uno de los mas robustos padrones electorales del mundo, que pasó de 47 millones de ciudadanos en las elección presidencial de 1994, a 89.3 millones en la de 2018. Son 42 millones más, lo que significa que casi se duplicó en menos de 25 años. “Se dice fácil, pero mantener al día el padrón electoral en un país de más de 120 millones de habitantes y que alcanza casi 90 millones de ciudadano es una ardua tarea para el Estado mexicano, que se hace a través del INE y que, en los hechos, posibilita que la Credencial para Votar se haya convertido en una confiable cédula de identificación ciudadana”, anota el autor.

Respecto al voto de los mexicanos desde el exterior, se describe como en 2018 se inscribieron para votar 181 873 mexicanos residentes en 120 países. Esta cifra representa el triple que en 2006 (33 111) y más del doble que en 2012 (40 714). También se hace referencia a la credencialización desde el extranjero iniciada por el INE en 2016 mediante un convenio con la Cancillería. Tan sólo entre febrero de 2016 y marzo de 2018, se entregaron 570 830 credenciales en 81 países. El autor reflexiona sobre las ventajas y desventajas de las nuevas tecnologías para que los connacionales voten desde otros países.

Otros temas relevantes como la conformación de nuevos partidos políticos y la competencia electoral a través de la radio y la televisión son desarrollados con datos duros y de manera sencilla en la obra. Dos capítulos particularmente ilustrativos son el concerniente a los debates presidenciales y el alusivo a la tensión entre dinero y política en el que el autor advierte que “ninguna nación democrática ha escapado de enfrentar los problemas que surgen de esta tensión”.

El libro de Ciro Murayama permite al lector comprender nuestra compleja maquinaria electoral y conocer el esfuerzo que ha costado a generaciones de mexicanos contar con elecciones genuinas. Finalmente “que los comicios sean organizados por una autoridad autónoma e independiente del gobierno fue un triunfo democrático que da lugar a la reproducción de la democracia”. Recomiendo mucho leerlo.

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