Opinión

Home office permanente y la siguiente crisis que se aproxima

lunes, 22 de junio de 2020 · 14:19

Sobre la mesa

Twitter: @gerardohdz_p

Hasta las empresas que más se resistían al cambio tuvieron que emigrar al home office como la única alternativa para continuar con las operaciones. Hoy, muchas organizaciones ya se dieron cuenta de los beneficios de esta modalidad de trabajo.

Tener trabajadores en casa implica ahorros en un sinfín de cosas: renta de oficina, equipo de cómputo, mobiliario, luz, materiales para el baño, entre otros. Si bien el home office tiene un componente clave de flexibilidad para los colaboradores, la empresa también se beneficia.

De acuerdo con Mercer, el 60% de las empresas en México considera dejar el modelo de oficina tradicional para transitar a un esquema de “oficinas flexibles”, con elementos como el teletrabajo. La pandemia, revela KPMG, llevó al 67% de las organizaciones a intensificar el trabajo remoto.

Estamos por transitar a una nueva normalidad en la que más empresas apostarán por el home office y, aunque es sano que continúe la transformación digital y los trabajadores exploten más las modalidades flexibles que también permiten tener un mejor balance entre la vida laboral y personal; la otra cara de la moneda es que, nuestro país tiene una regulación muy laxa del trabajo remoto.

El home office permanente que pretenden establecer algunas empresas, podría llevarnos a otra crisis si la figura no se regula bien.

Esta modalidad, muy atractiva para las nuevas generaciones, a la larga puede traer más problemas y mayor degradación de las condiciones laborales. Por ejemplo ¿Quién pone el equipo de cómputo? ¿El internet de casa, la empresa debe apoyar en el pago? ¿Si el trabajador tiene un accidente en casa en horario laboral, es un accidente de trabajo?

En nuestro país, el trabajo remoto no está regulado a fondo, la regulación es laxa. Es decir, tiene muchas lagunas legales. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), México es uno de los países en la región de América Latina y el Caribe que no cuenta con una regulación específica para el home office, a diferencia de Colombia -el país más avanzado- que regula la figura mediante una Ley.

La Cámara de Diputados ha pospuesto la regulación específica del home office, un decreto que garantiza la igualdad de derechos entre trabajadores presenciales y remotos. Actualmente, nuestra Ley únicamente se limita a definir la actividad, pero no hay elementos suficientes para dar certeza jurídica a la modalidad de trabajo remoto.

Estas lagunas legales no sólo representan un riesgo para los trabajadores, sino también para los patrones. El espacio de trabajo es una condición de trabajo y la Ley Federal del Trabajo (LFT) tiene prohibido que los empleadores alteren estas condiciones sin un acuerdo con el trabajador.

En ese sentido, si un patrón -aunque sea un acto de buena fe- envía al empleado a trabajar desde casa sin firmar un convenio de mutuo acuerdo, el trabajador estaría en todo su derecho de rescindir la relación de trabajo por causa imputable al empleador y, por tanto, cobrar la indemnización, porque le alteraron una condición de trabajo sin consultarle.

En otro caso hipotético, si un trabajador sufre un accidente en casa durante el horario laboral, el patrón puede deslindarse de responsabilidad porque el espacio de trabajo es la oficina, no el hogar del empleado.

Claro está, en ambos ejemplos habría que tener muy mala fe para llegar a esos puntos. Sin embargo, la regulación laxa del home office y la intención de hacerlo permanente deja abierta estas y muchas otras posibilidades. Al final, el más afectado será el trabajador.

Hasta el momento, los convenios de home office, un acuerdo firmado por el patrón y el trabajador para modificar el espacio de trabajo, es la única herramienta que tienen ambas partes para tener garantías y dar certeza jurídica al trabajo remoto.

Pero nuestro país no puede seguir dependiendo de una regulación del home office a través de convenios y menos, si hay una buena cantidad de empresas que ya considera implementarlo permanentemente.

Para garantizar que en el home office, al trabajador se le respete su jornada laboral, que reciba un subsidio por la luz y el internet que gasta en casa para su trabajo, que la empresa otorgue el equipo de cómputo y la protección ante un accidente de trabajo en casa, entre otros elementos, es necesario que el trabajo remoto se regule bien. De lo contrario, estaremos pasando a otra crisis de condiciones laborales.

 

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