Opinión

Hasta dónde llegó el comediante

viernes, 19 de junio de 2020 · 14:19

Twitter: @rodrigosanmx

En una de las peores semanas de contagios de COVID-19 en México, surge una nueva confrontación desde los aposentos de Palacio Nacional: hasta dónde puede llegar el racismo y clasismo de una figura pública que se enuncia como comediante, aunque muchos lo toman como fuente noticiosa.

Después de que Conapred anunciara un foro de debate sobre el racismo, en el que participarían figuras que han hecho eco sobre el tema como el actor Tenoch Huerta, figuraba en la invitación un nombre polémico: Chumel Torres.

A lo largo de su trayectoria, el también conductor de radio y televisión, ha hecho gala de expresiones discriminatorias en redes sociales y en los diferentes espacios que encabeza. También disfruta la humillación pública, el escarnio y la difamación a quienes no están de acuerdo con sus polémicas ideas.

En este contexto, la esposa del presidente AMLO, Beatriz Gutiérrez Müller, se pronunció: consideró un error la invitación a Chumel a dicho foro y recordó cuando el comediante ofendió a su hijo, a quien apodó de forma ofensiva.

La reacción no se hizo esperar: Conapred canceló el foro y, al siguiente día, el presidente López Obrador aprovechó su conferencia matutina para hablar del papel de Conapred. Aseguró no conocer su trabajo e, incluso, sugirió que sus funciones deberían de ser replanteadas.

Ni tarde ni temprano cayó la primera cabeza: la secretaria de Gobernación de Olga Sánchez Cordero pidió renuncia a Mónica Matisse, ahora exdirectora del organismo. A petición de la presidencia, el cargo directivo podría serle otorgado a una mujer de origen indígena, sin que aún exista claridad de cuáles serán los nuevos parámetros que ahí regirán.

Lo que está sucediendo en peligroso: mientras que muchos concentran el análisis en una supuesta censura a Chumel Torres, la realidad es que la postura de AMLO es preocupante: el que la presidencia asuma tal tipo de poderes en órganos que, por su naturaleza deben de ser desconcentrados, es un foco rojo que habla de una búsqueda de poder absoluta por parte del Ejecutivo.

Sin adelantar a calificar de autoritarismo esta decisión, debemos mantener la cautela: no a la desaparición y control presidencial de órganos que defienden los derechos humanos; lo de esta semana es una vulneración cínica.

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