De raíces, identidades y principios
Twitter: @AlfiePingtajo
Hace años tuve el privilegio de gestionarle a Sergio Pitol la copia de la Cédula Real de Puebla, la cual le fue entregada el 27 de agosto de 2010:
https://www.youtube.com/watch?v=hJheAkewzbI
Pronto se cumplirán 10 años. Además de aclarar su origen poblano y su orgullo por serlo, recordó una frase que aparece en uno de sus libros más emblemáticos: El arte de la fuga:
“Uno, me aventuro, es los libros que ha leído, la pintura que ha vista, la música escuchada y olvida, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas”.En estos días de encierro por motivo del Covid-19 algunos han aprovechado para reencontrarse, otros para hacer y aprender nuevas cosas; mientras que mí esta tendencia a padecer depresión/ansiedad me ha generado bastantes problemas; sumado a eso la desaparición de Instancias culturales y el ataque constante a la cultura, la ciencia y la libertad de expresión me han hundido. Te podría interesar: Mujeres indígenas crean cubrebocas para promover su cultura Sin embargo, me ha servido para afianzar algunas cosas e ir entendiendo quién soy y así identificar mis auténticas raíces. Probablemente, estoy ante mi tercer nacimiento simbólico. A mis padres -a pesar de las enormes diferencias- tengo que agradecerles esa extraña libertad consciente o inconsciente de poder ver diversos programas televisivos con o sin ellos (a pesar de no ser propios de mi edad, según el canon); al apellido paterno le aprendí el apasionamiento por defender las ideas propias; y al apellido materno le debo la capacidad de “valerme madre la vida y sus consecuencias” (aunque esto último no necesariamente lo logro). A Don José María Cajica Camacho -quien fuera jefe de mi papá- le adeudo parte de mi acercamiento a la Historia de México y el conocimiento de la importancia que los masones habían tenido en la Historia de México; por otro el tío abuelo Juan Pérez me ofreció los primeros relatos de la “famosa Historia fuera del discurso oficial”, él me habló de los túneles ocultos de Puebla (hoy, algunos ya abiertos al público); a mi abuela Salud Marines le pertenece la proeza de acercarme a la poesía y a las telenovelas; y con mi abuela Juana Pérez tuvieron lugar mis primeras conversaciones sobre mi actual ateísmo. Esos mis cimientos. Después, la vida me llevó por otros lares: en Rotary International logré un desenvolvimiento discursivo y obtuve las herramientas para relacionarme con empresarios y políticos; a Pedro Ángel Palou, Don Pedro Ángel Palou y Moisés Rosas siempre les reconoceré y adeudaré mi formación en la Gestión cultural y el inculcarme la Cultura no sólo como una pasión, si no como un estilo de vida. Podrías leer: VIRAL: Hamaca gym, la rutina yucateca para ejercitarte en cuarentena