De raíces, identidades y principios

jueves, 7 de mayo de 2020 · 11:39
Twitter: @AlfiePingtajo Hace años tuve el privilegio de gestionarle a Sergio Pitol la copia de la Cédula Real de Puebla, la cual le fue entregada el 27 de agosto de 2010: https://www.youtube.com/watch?v=hJheAkewzbI Pronto se cumplirán 10 años. Además de aclarar su origen poblano y su orgullo por serlo, recordó una frase que aparece en uno de sus libros más emblemáticos: El arte de la fuga:
“Uno, me aventuro, es los libros que ha leído, la pintura que ha vista, la música escuchada y olvida, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas”.
En estos días de encierro por motivo del Covid-19 algunos han aprovechado para reencontrarse, otros para hacer y aprender nuevas cosas; mientras que mí esta tendencia a padecer depresión/ansiedad me ha generado bastantes problemas; sumado a eso la desaparición de Instancias culturales y el ataque constante a la cultura, la ciencia y la libertad de expresión me han hundido. Te podría interesar: Mujeres indígenas crean cubrebocas para promover su cultura Sin embargo, me ha servido para afianzar algunas cosas e ir entendiendo quién soy y así identificar mis auténticas raíces. Probablemente, estoy ante mi tercer nacimiento simbólico. A mis padres -a pesar de las enormes diferencias- tengo que agradecerles esa extraña libertad consciente o inconsciente de poder ver diversos programas televisivos con o sin ellos (a pesar de no ser propios de mi edad, según el canon); al apellido paterno le aprendí el apasionamiento por defender las ideas propias; y al apellido materno le debo la capacidad de “valerme madre la vida y sus consecuencias” (aunque esto último no necesariamente lo logro). A Don José María Cajica Camacho -quien fuera jefe de mi papá- le adeudo parte de mi acercamiento a la Historia de México y el conocimiento de la importancia que los masones habían tenido en la Historia de México; por otro el tío abuelo Juan Pérez me ofreció los primeros relatos de la “famosa Historia fuera del discurso oficial”, él me habló de los túneles ocultos de Puebla (hoy, algunos ya abiertos al público); a mi abuela Salud Marines le pertenece la proeza de acercarme a la poesía y a las telenovelas; y con mi abuela Juana Pérez tuvieron lugar mis primeras conversaciones sobre mi actual ateísmo. Esos mis cimientos. Después, la vida me llevó por otros lares: en Rotary International logré un desenvolvimiento discursivo y obtuve las herramientas para relacionarme con empresarios y políticos; a Pedro Ángel Palou, Don Pedro Ángel Palou y Moisés Rosas siempre les reconoceré y adeudaré mi formación en la Gestión cultural y el inculcarme la Cultura no sólo como una pasión, si no como un estilo de vida. Podrías leer: VIRAL: Hamaca gym, la rutina yucateca para ejercitarte en cuarentena

Las logias masónicas

La vida, las causalidades y las búsquedas me llevaron a una de las partes más curiosas de mi vida. Desde aquellas conversaciones que referí del Mtro. Cajica y de los relatos del tío abuelo Juan Pérez, me nació la curiosidad de investigar todo lo posible sobre las famosas logias masónicas; tan llenas de mitos y secretos. Gracias a estas investigaciones “amateurs”, supe que los próceres y artistas que admiraba habían militado en tal asociación: Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Porfirio Díaz, Vicente Riva Palacio, Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez y Melchor Ocampo. Mozart, Beethoven, Rudyard Kipling, Joseph Conrad, Julio Verne, Oscar Wilde, Artur Conan Doyle, Víctor Hugo, Alexander Dumas, Thomas Mann, Rubén Darío; entre otros más. Un día recibí una invitación para escuchar una conferencia sobre liberalismo del siglo XIX en voz de Carlos Monsiváis, allí me enteraría que él también era masón. Derivada de las biografías de cada uno de estos personajes que habían pertenecido a la masonería, deduje que a ellos los unía su pasión por los ideales y el arte, su humanismo y la lealtad a sus convicciones y las libertades. Algunos cayeron en excesos y perdieron el rumbo, pero el origen era muy valioso. Todos eran seres que peleaban por medio de la palabra escrita o hablada, y algunos también blandieron la espada o el fusil. Lee también: Banksy se apunta también a la cuarentena con una obra de arte en su baño Tiempo después, pasé a engrosar las filas de esta noble Institución, de la cual me distancié al comprobar lo que alguna vez escuché pronunciar a Monsiváis; palabras más, palabras menos: “los actuales miembros han ocupado esta noble Institución como brincolín político y no como aprendizaje y desarrollo personal”. Hoy puede decirse que pertenezco, más no milito. Una de las enseñanzas de esta noble Institución es entender que uno tiene el compromiso de siempre defender la libertad de pensamiento y conciencia. Siempre me he caracterizado por ser una persona noble y de principios, con convicciones bien definidas. Pacífico, pero cuando siento que alguien vulnera mis derechos o los de otros, entonces alzo la voz y no guardo silencio hasta lograr el objetivo.

López Obrador

AMLO en el primer grito que dio para conmemorar la Independencia de México, hizo una referencia a la Fraternidad Universal, como abriendo la puerta o tendiendo lazo con las logias masónicas. De ser así, me parece sumamente contradictorio que esté aplicando políticas que apuestan por la concentración del poder y el manejo de la narrativa nacional. Desde mi perspectiva, un auténtico masón tendría que apostar por políticas que otorguen a la población el goce de una auténtica libertad de pensamiento y expresión. La pregunta es: ¿y dónde estas las logias y los ilustres masones de la actualidad? Su ausencia ante el constante golpeteo -desde el poder- a la cultura, la ciencia, el estado laico y las libertades ya tendrían que haberlos despertado y obligado a emitir severas críticas. Un buen ser humano, un hombre libre y de buenas costumbres más que estar comprometido con una corriente ideológica o partidista, pienso, tiene y debe estar comprometido con la construcción de un país que garantice todas las libertades y donde la Ley sea capaz de proteger, guiar y amparar a todo aquel ciudadano que la necesite. Efectivamente, como dice AMLO: nada ni nadie por encima de la Ley; ni siquiera el Presidente. Sigo creyendo que la Cultura, la Educación, la Ciencia y el Derecho son las vías para construir un país más justo, equitativo y libre. Por eso, siempre alzaré la voz cada que cualquier gobierno atenta contra ellas. Fuentes La masonería en la Presidencia de México de Wenceslao Vargas (2010) Masones en México de José Luis Trueba Lara (Grijalbo, 2007)

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